Ira de los agricultores: Gabriel Attal da nuevas promesas a la FNSEA


Desde el llamado a levantar la movilización, realizado por los sindicatos agrarios el jueves 1ejem febrero, la presión sobre el gobierno no ha disminuido. En el horizonte, el Salón Agrícola de París que Emmanuel Macron debería inaugurar el sábado 24 de febrero. Operaciones de control del origen de los productos alimenticios en los lineales de los supermercados, vertidos de estiércol frente a los edificios administrativos, desfiles de tractores y cortes de carreteras: se han vuelto a organizar acciones específicas en el territorio nacional.

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Además, existe la amenaza de manifestaciones en la capital el viernes, víspera de la inauguración de la feria. La Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA), asociada a los Jóvenes Agricultores (JA), se mostró particularmente activa a la hora de reiterar sus exigencias al ejecutivo, ya sea durante una nueva reunión en Matignon o durante una entrevista con Emmanuel Macron, prevista para el mismo día, martes 20 de febrero.

En este tenso contexto, el Primer Ministro, Gabriel Attal, deseando calmar la ira de los agricultores, decidió volver a hablar sobre la crisis agrícola el miércoles 21 de febrero. La oportunidad de revelar las grandes líneas del proyecto de ley agrícola después de su reescritura. Tras las primeras manifestaciones organizadas en Occitania a mediados de enero, el gobierno había decidido, de hecho, urgentemente posponer la presentación del texto al Consejo de Ministros el 24 de enero, después de varios aplazamientos.

Se basó en la clara observación de que dentro de diez años, un tercio de los agricultores haría valer sus derechos de jubilación. Inicialmente, la ambición declarada por el Ministro de Agricultura, Marc Fesneau, era instalar 150.000 nuevos agricultores en este plazo. El gobierno dijo que estaba listo para asumir este desafío demográfico, respondiendo al mismo tiempo a las cuestiones climáticas y de transición ecológica.

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Primero llamado “proyecto de ley de orientación agrícola”, luego “proyecto de ley a favor de la renovación de las generaciones en la agricultura”, ahora se llama “proyecto de ley para una agricultura soberana”. En efecto, según Attal, este texto debe marcar un rumbo claro: el de la soberanía alimentaria. Coloca a la agricultura en un pedestal, entre los intereses fundamentales de nuestra nación, al igual que nuestra seguridad o nuestra defensa nacional”. ¿Declaró?

“Grandes debilidades”

Refiriéndose al informe parlamentario de los diputados Charles Sitzenstuhl (Bajo Rin, Renacimiento) y Rodrigo Arenas (París, LFI-Nupes) sobre la soberanía alimentaria, que podría alimentar un debate organizado en el marco del salón, subraya que Francia sigue siendo una gran nación agrícola, la primera de Europa, y exporta el equivalente al doble de lo que sería necesario para alimentar a los franceses»., pero reconoce “ importantes debilidades en determinados sectores”. Afirma que “ Actualmente se negocia un plan específico para la soberanía ganadera. «.

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