Joss Whedon tenía dos reglas para crear vampiros en Buffy


Whedon y el equipo «Buffy» eligieron darle a sus vampiros dos caras, uno humano y otro demoníaco (con colmillos y ojos de serpiente). «Cuando se alimentan o cuando se ponen muy emocionales, sus caras de demonio salen a la luz», explicó Whedon. «Quería que parecieran monstruosos para que cuando Buffy los matara no sintiéramos que se trataba de una chica que simplemente mataba gente». En su estado transformado, los vampiros «Buffy» parecían demonios murciélagos voraces, y cuando morían, sus cuerpos se convertían en polvo; nadie confundiría a una cazavampiros con un asesino en serie bajo aquellos condiciones.

En cuanto a desviar a la audiencia, Whedon notó que el programa pudo lograr el giro de Angel (David Boreanaz) siendo un vampiro debido al cambio de rostro. El piloto de «Buffy» también comienza con la vampira Darla (Julie Benz), interpretando el papel de una colegiala católica, atrayendo a un niño a la muerte prometiéndole una sesión de besos y luego entrando en modo vampiro. Esta escena es un riff del discurso de ascensor de «Buffy»: una chica rubia es acorralada en un callejón oscuro y le patea el trasero al monstruo. Esta vez la rubia es el monstruo. Esta escena no habría sido posible si los vampiros siempre hubieran dado miedo.

Los comentarios de Whedon sobre asegurarse de que a la audiencia no le gustaran las pistas de vampiros con comentarios hechos por James Marsters, quien interpretó al vampiro chico malo favorito de los fanáticos, Spike. Según Marsters, a Whedon le tomó mucho tiempo aceptar la popularidad de Spike entre la audiencia, porque los vampiros como Spike estaban destinados a ser problemas que los héroes debían superar como una metáfora de su crecimiento. Los personajes seducidos por los desafíos de la adolescencia no era la historia que Whedon quería contar.

Para hacer que los vampiros sean más espeluznantes, «Buffy» agregó un giro interesante a cómo los humanos se transforman en vampiros, o «engendrados».



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