Julian Le Play trabajó en ser un artista


Allí acompañó a su hermana en unas vacaciones de surf. “Nos reservamos en un resort llamado Holistica, que ofrecía de todo, desde yoga Kondalini hasta danza extática y ceremonias de chamanes. Algo divertido, pero tenía una vibra muy honesta», recordó Le Play. “El equipo era muy hippiesk.” Al principio no quería participar en ninguno de los cursos. «Pero luego llovió durante diez días», sonrió el músico, quien finalmente se recuperó al tercer día y, para su asombro, quedó positivamente sorprendido.

Inspirado en los chamanes
“De hecho, soy muy controlado y, a veces, contengo mucho mis emociones. Tenía un sentimiento casi insensible acerca de ser músico”, enfatizó Le Play. En México supo desafiarse a sí mismo en este sentido. “Todo con el objetivo de abrirme. En algún momento nos sentamos con chamanes en un iglú de piedra a lo que se sentía como 100 grados”. Allí se trataba de deseos internos que tenías que poner en palabras al final. Era «Pícaro» para él. «Eso solo significa bribón. Simplemente no te lo tomes todo tan en serio, relájate, piensa menos las cosas».



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