La erosión devorará las costas francesas a finales de siglo y arruinará miles de edificios


Desde acantilados hasta playas de arena, el mar está devorando la tierra en Francia. ¿Pero dónde y a qué ritmo? Para responder a estas preguntas, el Centro de Estudios y Experiencias sobre Riesgos, Medio Ambiente, Movilidad y Desarrollo (Cerema), que se presenta como el experto público sobre la evolución del “clima y los territorios del mañana”, emprendió un ejercicio de prospectiva con tres plazos: 2028, 2050 y 2100. Este trabajo, que aún no se ha hecho público oficialmente, permite hacernos una idea del número de construcciones que se verán afectadas en primer lugar por el inevitable retroceso de las nervaduras. Disocian la erosión costera de la probabilidad de inmersión marina.

Como recordó el Tribunal de Cuentas en su informe sobre la adaptación de Francia al cambio climático publicado el 12 de marzo, en cincuenta años, entre 1960 y 2010, la Francia continental ha perdido ya cerca de 3.000 hectáreas de sus costas. Por ello, los magistrados recomendaron establecer un diagnóstico que cubra todos los territorios franceses y que tenga en cuenta la previsible subida del nivel del mar, por lo que los trabajos de Cerema son oportunos.

Para 2028, es probable que mil edificios se vean afectados por la erosión costera. Hay 528 viviendas repartidas en 300 edificios, la mitad de los cuales son segundas residencias. Su valor de mercado se estima en 167 millones de euros. También se ven afectados 340 edificios de la categoría de anexos y dependencias, algunos edificios públicos y locales que albergan actividades económicas. El censo identificó 191, entre ellos 75 establecimientos de playa y 90 hoteles, restaurantes y centros de vacaciones, valorados en 54 millones de euros, así como veintiocho puestos de primeros auxilios, veintiuna bases náuticas o escuelas de surf, un criadero de ostras en Morbihan…

En cuanto al número de edificios afectados, Córcega, Pirineos Atlánticos y Var, seguidas de Calvados, Sena Marítimo, Somme, Martinica y Guadalupe parecen ser los más expuestos. En Guyana, 83 edificios se consideran vulnerables.

Bocas del Ródano particularmente expuestas

Para presentar su metodología en profundidad, Cerema evoca “un montón de pistas” lo que le permitió identificar edificaciones en riesgo en una franja costera de cinco metros de ancho. Se trata de construcciones expuestas, no seguras futuras víctimas de la erosión costera. Los expertos adoptaron un escenario cauteloso, suponiendo, en particular, que todas las estructuras de protección (diques, escolleras) actualmente existentes seguirán en su lugar y “sin fracaso” en cuatro años. Y aplican a los sitios que ya están marcados por un declive crónico la misma tasa de retiro que ya se ha registrado durante al menos cincuenta años.

Te queda el 64,92% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.



Source link-5