Según un par de entrevistas en «The Making of the Temple of Doom», Capshaw sufre un caso grave de ofidiofobia. Entonces, cuando llegó el momento de filmar una escena en la que su personaje de corista Willie encuentra una serpiente enroscándose a su alrededor, se resistió. El productor Frank Marshall, deseoso de realizar la toma con el mínimo de alboroto, intentó calmar los temores de Capshaw presentándole al reptil con el que compartiría una escena muy breve. No salió bien. Según Capshaw:
«Me acerqué y lo miré, y al mirarlo, se me llenan los ojos de lágrimas y me cuesta respirar y estoy mirando… casi puedo recuperarme ahora mismo. Y me acerqué. y puse mi mano sobre la serpiente, y la perdí.»
Spielberg se dio cuenta. Como dice en el documental:
«Estaba temblando y estaba toda blanca, y se podía ver a través de su maquillaje. Había perdido todo su color. Y dije: ‘No voy a hacerte pasar por esto. Vamos a cortarlo’. Y corté toda la escena de la película. ¡Creo que probablemente años y años después se casó conmigo por eso!
¡Una unión de la anti-serpiente! Siguen juntos 32 años después, ¡así que felicidades! Aún así, creo que Capshaw, y todos los que tienen fobia a las serpientes, podrían aprender a amar a estos reptiles si se los coloca en la situación adecuada. ¿Arañas? No tanto. ¿Y esos bichos espeluznantes en la cámara que conduce al templo? Mátalos con fuego.