El rito de iniciación de Greg no se parece en nada al de Will. No hay reverencia ni atmósfera a la luz de las velas. Ni siquiera obtiene el beneficio de un discurso perspicaz para presentar al ortolano. Tom, que apenas sabe de qué está hablando, simplemente dice: «Es un pájaro cantor frito. Te lo comes entero». Luego agrega el único detalle que realmente le ha importado y le dice a Greg que comer ortolán es «un privilegio raro y también es un poco ilegal».
Ah, qué maravilloso resumen de la existencia de Tom y Greg. Aprovecharán cualquier oportunidad para presumir de un privilegio, incluso si tiene el potencial de llevarlos a prisión. En este punto de su relación, solo encubrieron una serie de horribles abusos a bordo del crucero de la familia, un trabajo ingrato que muy posiblemente podría conducir a su arresto. Pero si ese es el precio que tienen que pagar para unirse a los Roy, ¿por qué diablos no?
Entonces tiene sentido que opten por comprometerse con la cubierta de la servilleta. Donde Hannibal y Will querían verse desnudos, buscándose la verdad, estos dos tienen más que esconder. Del mundo y unos de otros. «Algunos dicen que es para enmascarar la vergüenza; otros, para aumentar el placer», dice Tom, con respecto a las servilletas. Él enfatiza la última parte, pero el lenguaje corporal y el tono nos dicen todo lo que necesitamos saber. Si pudiéramos ver debajo de las servilletas, veríamos el horror en los rostros de ambos mientras se comen los pájaros cantores, sin sentir éxtasis ni euforia, pero fingiéndolo con diferentes grados de éxito. ¿La revisión de Greg del plato? «Si como más pájaros cantores, creo que voy a vomitar».