Magill renunció voluntariamente el sábado, anunció el presidente de la junta directiva de la Universidad de Pensilvania, Scott Bok, en un correo electrónico a la comunidad de Penn. Magill, que ocupó el cargo durante sólo un año y medio, permanecerá en el puesto hasta que se pueda nombrar un presidente interino y seguirá siendo miembro titular de la facultad de la Facultad de Derecho Carey de Penn, dijo.
El consejo de administración de la escuela se reunió por teléfono el sábado por la tarde para discutir la transición del liderazgo, momento en el que el presidente Bok anunció que él también dejaría el cargo.
«Ha sido un privilegio para mí servir como presidente de esta notable institución», Magill dijo en un comunicado. «Ha sido un honor trabajar con nuestros profesores, estudiantes, personal, exalumnos y miembros de la comunidad para promover las misiones vitales de Penn».
Dijo Bok en una declaración con respecto a su propia renuncia: “Aunque me pidieron que permaneciera en ese cargo por el resto de mi mandato para ayudar con la transición presidencial, llegué a la conclusión de que, para mí, ahora era el momento adecuado para partir”. El ahora ex presidente de la junta directiva, que también había enfrentado presiones para dimitir en medio de la controversia, también defendió a Magill en su declaración:
El mundo debería saber que Liz Magill es una muy buena persona y una líder talentosa amada por su equipo. Ella no es en absoluto antisemita. Trabajar con ella fue uno de los grandes placeres de mi vida. Desgastada por meses de incesantes ataques externos, el martes pasado no era ella misma. Demasiado preparada y con demasiados abogados, dado el foro hostil y lo mucho que estaba en juego, proporcionó una respuesta legalista a una cuestión moral, y eso estuvo mal. Fue un espantoso fragmento de 30 segundos en lo que fueron más de cinco horas de testimonio.