la santísima trinidad del complejo agroindustrial bretón


Alexis Gourvennec tenía ojos azules y carisma de sobra. Fallecido en 2007, a la edad de 71 años, este emprendedor hiperactivo había crecido en una familia modesta en Léon, la «tierra de los sacerdotes». el norte de Finisterre, marcado por la influencia del clero y el conservadurismo político. Comprometido muy pronto con el sindicalismo campesino, se había convertido, tras la memorable ocupación de la subprefectura de Morlaix, en 1961, en el líder emblemático de la agricultura bretona contemporánea, un líder capaz de arremeter contra los ministros y lanzar ultimátums. Sus batallas –la apertura de Bretaña, la organización de los sectores agrícolas– han contribuido a la modernización de la región.

Empresario estajanovista, este amante del whisky de carácter volcánico poseía piscifactorías y varias grandes granjas porcinas en Bretaña, pero también en las Landas y… en Venezuela. Presidió la compañía marítima Brittany Ferries, de la que fue uno de los creadores, y ayudó a crear la SICA (Sociedad de Interés Colectivo Agrícola) Saint-Pol-de-Léon, la primera cooperativa de hortalizas de Francia, así como la Breizh Lobby Europa, brazo armado del complejo agroindustrial bretón en Bruselas. También presidió el fondo departamental de Crédit Agricole du Finistère, el mismo banco que financió sus aventuras empresariales y se consagró, además, como la “máquina de caja” de la agroindustria regional.

Derechista, liberal, Alexis Gourvennec era alérgico al centralismo francés, pero no a los subsidios estatales a los sectores agrícolas. Como tantas otras personalidades bretonas de los «treinta gloriosos», se formó en la Juventud Agrícola Católica (JAC), un movimiento de tutela de la juventud rural progresista y cristiana. Era duro, odiaba compartir el poder. Según muchos testimonios, pudo mostrarse «tiránico», «odioso»incluso » violento «al menos verbalmente, con quienes le plantaron cara. “Conmigo o contra mí” podría haber sido su lema. » El fin justifica los medios » podría servir como epitafio.

Lea este obituario de 2007: Alexis Gourvennec, figura del sindicalismo agrario

Durante una reunión organizada en 1976 con directores de escuelas secundarias agrícolas bretonas, hizo estas declaraciones, informadas por El telegrama de Brest : “Hay que dejar a su suerte a los “raídos” que no nos interesan. Es a este precio, y solo a este precio, que ganaremos la batalla de la producción. No digo que esto pase sin plantear casos sociales difíciles y valiosos. Pero corresponde al Estado acudir en su ayuda, y no a la profesión, que no puede dejarse arrastrar en la batalla internacional en curso que nunca se gana. » El término «raído» designaba a los pequeños agricultores y, en general, a los actores de la profesión que no se habían subido al carro de la » progreso «.

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