La sala de escritores de «Futurama», como saben sus fanáticos, está repleta de doctores. El cocreador del programa, David X. Cohen, una vez se jactó de que su programa reúne 50 años de educación en Harvard en una sola sala. Todos son matemáticos y físicos y tienen un gran conocimiento sobre la ciencia y su historia. Está claro que inventaron al Dr. Banjo como un análogo de los aspirantes a intelectuales de derecha como Glenn Beck, que presentan su ignorancia simplemente como otra forma de inteligencia. El Profesor, el avatar de los escritores, habla abiertamente sobre sus descubrimientos científicos, y el Dr. Banjo da un paso adelante para explicar con calma que los hechos mensurables no son realmente hechos y que todas las ideas científicas pueden ser desacreditadas mediante un razonamiento engañoso.
En «Rage Against the Vaccine», el profesor inventa una vacuna, pero el público sospecha y se niega a recibirla. El rival del profesor, el Dr. Wernstrom (otra vez Herman), también tiene una vacuna en el mercado y discuten sobre cuál es mejor. «Futurama» parodia algunas de las conspiraciones sobre vacunas más difundidas. La piel magnetizada producida por la vacuna de Wernstrom es una característica, no un error. El profesor calma a la multitud asegurándoles que los chips de seguimiento ocultos en su vacuna son totalmente seguros.
Al parecer, la solución a Explovid-23 recae en Hermes (Phil LaMarr), quien cree que podría haber una solución religiosa a la enfermedad. Hermes va a Nueva Orleans e investiga la magia vudú con la esperanza de encontrar una cura. Cree que el virus de la ira podría ser una forma de bajo nivel de infección zombie. Después de un viaje por el pantano con un esqueleto de robot (!), Hermes encuentra una choza vudú dirigida por un viejo rival romántico, Barbados Slim (DiMaggio). En la parte de atrás es donde reside toda la magia vudú. Bueno, es donde hay un laboratorio de virología completamente funcional.
¡Eso es usar vudú!