«Lo peor está por venir. » Las previsiones económicas publicadas el martes 11 de octubre por el Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen al menos el mérito de la claridad. Se espera que el crecimiento mundial sea del 2,7% en 2023, 0,2 puntos porcentuales por debajo del pronóstico de julio pasado, luego del 3,2% en 2022. Este sería el desempeño más débil de las últimas dos décadas, con la excepción de la crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de 2020.
Un tercio de la economía internacional podría experimentar así una contracción en 2022 o 2023. Estas previsiones siguen siendo muy hipotéticas, sin embargo, debido a las incertidumbres vinculadas a la guerra en Ucrania o la aparición de nuevas variantes de la Covid-19. El crecimiento del planeta podría así caer por debajo del umbral del 2%, con una probabilidad del 25%.
En Estados Unidos, la atonía del consumo, con el poder adquisitivo erosionado por la inflación, frenó la subida del producto interior bruto (PIB), del 5,7% en 2021 al 1,6% en 2022 para terminar, según proyecciones del FMI, en el 1% en 2023. La economía de la zona euro debería aguantar mejor en 2022 (3,1%) gracias a la buena salud del sector servicios, y en particular del turismo en Italia y España.
Luego debería caer al 0,5% en 2023, en un continente que es uno de los más afectados por el conflicto ruso-ucraniano, con riesgos de escasez de energía este invierno y una cuadruplicación de los precios del gas en un año. “La crisis energética, particularmente en Europa, no es un shock pasajero”dice de paso el FMI, que augura un invierno de 2023 aún más difícil que el que viene.
“Presión alcista sobre los precios”
A los países emergentes les está yendo relativamente mejor, ya que deberían ver que su crecimiento se mantendría estable en 2023, en 3.7%. “A medida que la economía global se dirige a aguas turbulentas, la crisis financiera bien podría estallar”señala la institución de Washington sobre la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que está provocando una entrada de capitales de países emergentes a Estados Unidos.
Después de alcanzar su punto máximo a fines de 2022, se espera que la inflación se mantenga «alta por más tiempo de lo esperado y disminuya a 4,1% en 2024» a nivel mundial.
“Las presiones al alza de los precios representan la amenaza más inmediata para la prosperidad actual y futura, comprimiendo los ingresos y socavando la estabilidad macroeconómica”, dice Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI. La inflación global se ha fortalecido considerablemente (8,8% en 2022), alcanzando niveles no vistos en los países ricos durante los últimos cuarenta años.
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