“Estoy un poco sorprendido por la intensidad de la abstención… Pero no sabemos quién se abstiene. » En sortant de son bureau de vote marseillais, où il se rendait peut-être pour la dernière fois, dimanche 12 juin, le futur ex-député des Bouches-du-Rhône, Jean-Luc Mélenchon, laisse filtrer ses interrogations sur le scrutin en clase. A las once, su despacho, el 252, muestra un 9% de participación. “La mitad menos que en la elección presidencial”, asegura uno de los evaluadores. “Y, de momento, vemos muy pocos jóvenes”, agrega, algo preocupada, Hanifa Taguelmint, histórica activista «rebelde» local, que actúa como observadora.
En el centro de la ciudad de Marsella, las ambiciones de la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes), ya través de ella, de La France insoumise de donde provienen los dos candidatos investidos, son fuertes. en el 4mi circunscripción, conquistada en 2017 por Jean-Luc Mélenchon, Manuel Bompard, designado como sucesor, apunta sin decirlo a la victoria en la primera vuelta. en el 5miSu vecino, Hendrik Davi, espera derribar a la saliente La République en Marche (LRM), Cathy Racon-Bouzon, a quien ya se había enfrentado en 2017. En estas dos circunscripciones, el Rally Nacional (RN), que no llega a la segunda ronda en 2017, no parece capaz de arbitrar el duelo Ensemble-Nupes. Queda la cuestión de la participación.
“Mi prioridad es empujar a la gente que votó por Jean-Luc [Melenchon] en la primera vuelta de la elección presidencial para repetir su voto», explicó Manuel Bompard al inicio de la campaña. Una estrategia que siguió escrupulosamente, apuntando al electorado popular.
El candidato de Toulouse «se lanzó en paracaídas» a Marsella
Este domingo, a él también le sorprenden las bajas cifras de participación matinal. Especialista en cálculo electoral, el matemático de formación sabe cómo el abstencionismo puede frustrar las esperanzas de los Nupes. “Hay oficinas donde se vota mejor”, se tranquiliza a sí mismo. En cuanto a la primera vuelta de la elección presidencial, este domingo por la mañana acompaña lo más cerca posible a su líder, quedando en un segundo plano como un buen niño. Lanzado oficialmente en paracaídas el 12 de mayo en este territorio que dio el 54,4% de sus votos a Jean-Luc Mélenchon en abril, Manuel Bompard no vota en Marsella, pero sí siempre en Toulouse, donde fue candidato en 2017. «No tuve tiempo de hacer la transferencia», el le explica Mundo en la refriega de cámaras que asedia a su líder.
En las oficinas de Marsella, la mañana comenzó lentamente. Y, al mediodía, la tasa de votación era del 16,96%, frente al 18,6% de 2017. «No espero una gran participación» concede Pierre Huguet, teniente de alcalde a cargo de la educación y comedores escolares, quien preside la oficina 514, en la escuela en el boulevard Chave (5mi arreglo). En esta oficina, instalada en un gimnasio recién pintado, están registrados cerca de mil marselleses, y suelen votar un poco más que la media municipal. “Aquí la gente viene antes de la playa, después de la playa… o no viene nunca”, predice el elegido de Marsella.
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