«Hola.» La voz tiembla. «Hola», respondo vacilante. La mujer pregunta si tengo tiempo para escuchar. Naturalmente. Un oído abierto, de eso se trata el asesoramiento telefónico. «La confidencialidad es nuestra máxima prioridad», me explicó Astrid Höpperger, directora del servicio de asesoramiento telefónico de Innsbruck. Una conversación nunca sale al exterior.
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