Los cazadores no pagan todo el daño del juego.


Los cazadores tienen derecho a perseguir aves y mamíferos silvestres, con excepción de los animales protegidos, en cualquier territorio público. No obstante, deben evitar las viviendas (en un radio de 150 m), los terrenos vallados o las reservas naturales. Ocurre que una pelota perdida o que un animal perdido después de una cacería causa daños en un terreno adyacente, destinado, por ejemplo, a una cosecha. El Tribunal de Casación recuerda que si los cazadores deben resarcir los daños, no están obligados a subvencionar la instalación de un cerco en prevención.

El caso trata de un granjero, preocupado por el daño potencial de los jabalíes que huyen de su tierra después de una cacería. Pide a la federación de cazadores una compensación por el sobrecoste de trabajo que provoca el necesario seguimiento de los cultivos de cara a la caza. También pide que la federación se haga cargo de las medidas preventivas. Cree que la federación de cazadores debe reembolsarle, al menos en parte, la instalación de una valla de tela metálica frente a varios cientos de metros que separa sus campos de un bosque contiguo. Esta protección le fue recomendada por un experto independiente.



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