Puede que la pintura no parezca el componente más pesado a considerar al construir un dispositivo grande como un avión, pero su masa puede sumarse. Ahora, una sustancia nueva y liviana podría proporcionar un sustituto bienvenido: dos científicos de materiales de la Universidad de Kobe, Fujii Minoru y Sugimoto Hiroshi, han descubierto nanoesferas que son cristales de silicona casi invisibles. Las partículas pueden reflejar la luz gracias a una dispersión muy grande y eficiente, según una investigación publicada en la revista Journal of Nanomateria aplicada ACS detalles. El resultado podría significar cubrir una superficie con colores vibrantes y agregar solo el 10 por ciento del peso que aportaría la pintura. Empresa rapida informes.
Esta reducción podría tener un tremendo impacto en factores como el costo y el dióxido de carbono producido. En pocas palabras, un avión debe utilizar más combustible a medida que aumenta su peso, lo que aumenta directamente la cantidad de dinero que gastan las aerolíneas (y luego cobran a los clientes), junto con la cantidad de combustible quemado como dióxido de carbono en la atmósfera.
El descubrimiento de Minoru e Hiroshi se centra en el color estructural más que en el pigmento para exhibir y mantener los tonos. El primero absorbe longitudes de onda mientras refleja las que capta el ojo humano. Los colores estructurales, por otro lado, son «colores intensos y brillantes que resultan de la interacción de la luz con micro y nanoestructuras periódicas que causan el color por interferencia, dispersión coherente o difracción», según el Enciclopedia de nanotecnología.
El trabajo del equipo sigue a investigaciones anteriores en las que pudieron construir nanocristales de un tamaño específico. Luego vino la creación de la suspensión coloquial, que mantiene las nanopartículas de silicio cristalino mezcladas con el líquido de soporte en lugar de separarlas. Actualmente, el color de la tinta basada en nanoesferas varía a medida que el equipo cambia el tamaño de los nanocristales. Las partículas más grandes crean tonos cálidos como el rojo, mientras que las partículas más pequeñas muestran tonos más fríos como el azul. Estos tonos deben permanecer idénticos sin importar el ángulo desde el que una persona los vea.
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