Los socialistas ganan las elecciones en la región del Mediterráneo. Pero un viejo conocido tiene la llave del gobierno no sólo en Barcelona sino también en Madrid.
La votación en Cataluña también decidirá si los socialistas pueden gobernar en Madrid, la capital española.
Por primera vez en más de diez años, los partidarios de la independencia en Cataluña podrían perder la mayoría absoluta en el parlamento regional. Según las primeras cifras publicadas el domingo por la tarde por la televisión estatal RTVE, los independentistas están liderados por el partido liberal-conservador Junts del ex presidente autonómico exiliado Carles Puigdemont. Según RTVE, Junts tiene 32 escaños, por delante del también separatista ERC del anterior presidente regional Pere Aragonès con 20 escaños. Incluso junto con el partido de izquierda CUP y la Alianza Catalana, considerada de extrema derecha, los independentistas podrían perder la mayoría absoluta de 68 escaños en el parlamento catalán.
A los catalanes no sólo les preocupa la independencia
Los socialistas, liderados por su principal candidato Salvador Illa, se convirtieron en el partido con mayor voto con 43 escaños. Durante la campaña electoral, siempre destacó que quería dejar atrás el proceso de independencia y llevar a Cataluña a una nueva era. La ley de amnistía impulsada por los socialistas, que garantiza la impunidad de los organizadores del referéndum inconstitucional por la independencia catalana del 1 de octubre de 2017, allana el camino para ello.
Por lo tanto, en la campaña electoral, Illa también se centró en cuestiones más allá de la secesión de Cataluña de España. Por ejemplo, se centró en el turismo de masas en la región mediterránea, la escasez de vivienda en las ciudades y, sobre todo, las consecuencias del cambio climático para Cataluña. La región sufre sequía, por lo que se deben tomar repetidamente medidas drásticas para racionar el agua. Durante la campaña electoral también se discutieron ampliamente los problemas de la okupación ilegal, la migración y la delincuencia.
No sólo los socialistas, sino también otros partidos reaccionaron ante el hecho de que cada vez más catalanes están cansados del debate sobre la independencia de su región de España. Las encuestas periódicas entre la población catalana muestran que el número de partidarios de una Cataluña independiente ha ido disminuyendo desde principios de 2019. Recientemente, alrededor del 51 por ciento de los encuestados rechazó la independencia.
Barcelona y Madrid en manos de Puigdemont
La estrategia de los socialistas de aliviar el conflicto catalán con una amnistía para los separatistas, centrándose en otras cuestiones y quitando así aliento a los partidarios de la independencia sólo funcionó parcialmente. Aunque los socialistas lograron avances y la proporción de votos de los separatistas cayó, la ley de amnistía ayudó a que el político exiliado más destacado de España regresara. Carles Puigdemont y su partido Junts per Catalunya se convirtieron en la segunda fuerza más fuerte detrás de los socialistas en las elecciones del domingo.
Este hombre de 61 años dirigió la campaña electoral de su partido desde el sur de Francia. Todavía hay orden de detención contra él en España. Sólo cuando la ley de amnistía entre en vigor, probablemente a principios de junio, Puigdemont podrá entrar en España sin ser detenido. El político exiliado anunció antes de las elecciones que quería regresar a Cataluña como jefe de gobierno. Junts, al igual que los republicanos de izquierda de ERC, había descartado una coalición con los socialistas en torno a Salvador Illa. Además, el principal candidato de Junts, Carles Puigdemont, ha amenazado con retirar el apoyo al gobierno minoritario del socialista Pedro Sánchez en Madrid si se forma un gobierno regional en Barcelona que él no pueda aceptar.
Sin embargo, a medida que avanzaba la noche electoral, quedó claro que el bando independentista en torno a Junts y ERC perdería una mayoría absoluta en el parlamento. Incluso entre los partidos restantes, no había ninguna posibilidad realista de formar una coalición que pudiera conducir a una mayoría gubernamental estable. Sólo una alianza entre los socialistas en torno a Salvador Illa y el partido Junts de Carles Puigdemont lograría claramente una mayoría en el parlamento catalán. El político exiliado vuelve a tener la llave para formar gobierno en España. Si no se produce, existe el riesgo de nuevas elecciones.