Medio Ambiente: el Consejo Constitucional recuerda al Estado sus deberes, una primera


Al emitir reservas sobre el componente energético del proyecto de ley de poder adquisitivo, el Consejo Constitucional lanzó una advertencia al gobierno. La urgencia de una crisis no debe justificar medidas que agraven el calentamiento global.

Los integrantes del Consejo, apresados ​​por más de 120 diputados y senadores de izquierda, recordaron por primera vez que “la preservación del medio ambiente debe buscarse de la misma manera que los demás intereses fundamentales de la nación”.

Ciertamente validaron los dos textos de ley sobre poder adquisitivo el viernes 12 de agosto, pero emitieron dos “reservas de interpretación” en la parte energética.

Por un lado, la ley prevé excepciones al Código Medioambiental para la puesta en servicio de la terminal flotante de GNL en Le Havre. Por otra parte, debe permitir la elevación del techo de emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas en caso de amenaza a la seguridad del suministro eléctrico.

En concreto, «el Estado no podrá autorizar definitivamente esta terminal de GNL ni esta elevación de los techos de emisión, necesariamente tendrá que ser enmarcada, justificada, temporal, proporcionada», explica Arnaud Gossement, profesor asociado de Paris I y abogado especialista ley del Medio Ambiente.

“Tendremos que compensar las emisiones”

“Además del mercado, habrá que compensar las emisiones, por lo tanto, la compensación de carbono. La obligación de respetar las cuotas de emisión de gases de efecto invernadero se eleva casi a un nivel constitucional y traspasa un nivel”, dijo Corinne Lepage, exministra de Ecología y abogada especialista en derecho ambiental.

El Consejo Constitucional otorga, por primera vez, autoridad a la Carta Ambiental, deseada por el presidente Jacques Chirac, integrada en la Constitución francesa en 2005 y «es una decisión que constituye un punto de inflexión en términos de medio ambiente», continúa Corinne Lepage.

El preámbulo de la Carta, que hasta entonces solo tenía un valor simbólico, entra así en la carrera por la transición ecológica, en un momento en que los científicos alertan constantemente sobre los estragos del calentamiento global.

Una llamada para ordenar

“Cambiará dos cosas: el Consejo Constitucional puede reducir el alcance de las medidas votadas por el Parlamento, como acaba de hacer en la terminal de GNL y crear un deber de justificación para el Estado”, resume Arnaud Gossement.

Pero mientras tanto, en medio de un verano cálido y seco que deja entrever a Francia en 2050, «todo está validado», «los intereses fundamentales tienen una buena espalda, aunque la amenaza en términos de suministro de gas no es ni grave». ni imparable”, lamenta Julien Bayou, presidente del grupo ecologista de la Asamblea Nacional.

“Es una llamada al orden del Ayuntamiento”, pero “sabemos muy bien que no funciona así, hay tanto dinero inyectado en este tipo de proyectos que habrá que rentabilizarlos. Hará falta otra crisis, otra brecha, para seguir en esta falla”, dijo Justine Ripoll, directora de campaña de la ONG de defensa del medio ambiente “Notre Affaire à Tous”, origen del recurso contra el Estado por la inacción climática.

Al autorizar esta terminal de GNL, “esta ley es un hito en términos de no transición ecológica”, por su parte, Sandrine Rousseau, diputada Nupes-EELV.



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