Pensiones: decepción tras las primeras subidas de las pensiones agrarias


Incluso las reformas consensuadas pueden llevar a la decepción. Desde hace varios días se alzan voces para subrayar los límites de un nuevo sistema cuyo objetivo es mejorar la jubilación de los agricultores situados en la parte inferior de la escala de ingresos. Estas medidas son criticadas, en particular porque dan lugar a revalorizaciones inferiores a las que esperaban algunos beneficiarios. Fue la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) la que transmitió el descontento el lunes 28 de febrero, dos días después de la inauguración del Salón Internacional de la Agricultura en París.

En el origen de la polémica está la ley del 3 de julio de 2020 relativa a las pensiones agrarias más bajas. Establece un mecanismo que asegura una cuantía mínima, igual al 85% del salario mínimo (es decir, 1.069 euros brutos mensuales, el 1 deejem enero) para gerentes operativos que hayan completado una carrera completa. Defendida por André Chassaigne, diputado comunista de Puy-de-Dôme, el texto había sido adoptado por unanimidad, sujeto a compromisos con el gobierno y los macronistas electos en la Asamblea Nacional.

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Estos cambios entraron en vigor en diciembre de 2021. Según los servicios de Laurent Pietraszewski, secretario de Estado de Pensiones, poco más de 200.000 personas vieron aumentar su pensión en unos 100 euros al mes, de media. Este incremento se ha calculado teniendo en cuenta todas las pensiones a las que tiene derecho un agricultor, incluidas las vinculadas a otras actividades si las ha ejercido durante su vida profesional. La ley también establece otra condición: el impulso sólo se da cuando el beneficiario recibe todas sus pensiones -la del régimen agrario pero también las de otros fondos a los que haya contribuido-.

Sistema «desalentador»

Cuando las normas entraron en vigor, varias personas interesadas se movieron, en particular con la Asociación de alcaldes y funcionarios electos del Lot. Afirma haber sido alertada por agricultores jubilados, que eran o siguen siendo funcionarios electos locales. En algunos casos, los interesados ​​se sorprendieron al comprobar que la revalorización era inferior a la esperada porque se había fijado teniendo en cuenta la pensión agrícola y la debida a los mandatos electivos, lo que en un principio no entendieron. En otros casos, los “querellantes” han descubierto, con molestia, que el pago del aguinaldo se realizará más tarde, cuando dejen de ser funcionarios electos locales y reciban la pensión que les corresponda por el ejercicio de esta responsabilidad. Un segundo impacto que no había sido previsto por el gobierno.

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