Solidaridad internacional. Los equipos de rescate están trabajando duro para encontrar los últimos supervivientescinco días después del doble terremoto que mató a más de 23.000 personas. Varios niños fueron sacados con vida escombros este viernes en Turquía y Siria, lo que llevó al régimen de Damasco a aceptar el envío de ayuda internacional a las zonas en poder de los rebeldes desde las regiones que controla. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió ese mismo día «un alto el fuego inmediato» en Siria para facilitar el apoyo a las poblaciones afectadas allí.
«No nos importan los gobiernos»
Porque el acceso a Siria en guerra, cuyo régimen está bajo sanciones internacionales, está resultando complicado. También en Turquía, las tensiones recurrentes entre Atenas y Ankara primero plantearon dudas, pero no entre los voluntarios movilizados. En la antigua ciudad de Antioquía, rescatistas griegos intentan salvar a una pareja atrapada entre los escombros. Sócrates, un voluntario griego, está marcado por la magnitud de la destrucción. «Sabíamos que era un desastre, pero cuando lo ves con tus propios ojos, realmente entiendes lo que pasó aquí», confía al micrófono de Europa 1.
Cuando evocamos con él las graves tensiones diplomáticas, Sócrates barre el tema con un gesto de la mano. «No nos importan los gobiernos, lo importante son las personas», responde, al mismo tiempo que brinda un apoyo conmovedor a los afligidos turcos.
«La humanidad sigue ahí»
Asle, que hace de traductor para los rescatistas griegos, está muy conmovido por la llegada de la ayuda internacional. “No podía dejar de llorar. Todos vienen a ayudar. Puede que los gobiernos no estén haciendo mucho, pero la humanidad sigue ahí”, dice emocionada.
Un paréntesis en las tormentosas relaciones entre los dos vecinos, que recuerda al de 1999, tras el gran terremoto de Yalova. Como si, en la adversidad, turcos y griegos recordaran que pueden comportarse como hermanos y no como enemigos.