A pesar del desinterés de Freeman en dedicarse a la dirección al mismo nivel que la actuación, «¡Bopha!» demostró que el cineasta tenía buen ojo para crear historias convincentes basadas en tragedias y traumas de la vida real. La película abordó una variedad de problemas de justicia social a través de la lente de Micah Mangena de Glover mientras utilizaba la era del apartheid en Sudáfrica como telón de fondo. Un oficial de policía negro en una era de opresión racial institucionalizada, el personaje tiene que navegar por una atmósfera sociopolítica tensa y tensión entre el gobierno sudafricano y sus manifestantes.
Freeman declaró una vez a Associated Press que, de las muchas películas sobre Sudáfrica en ese momento, «esta es la primera que va directo al corazón de la comunidad negra y se queda allí». Uno de los productores de la película, Lawrence Taubman, se hace eco de las palabras de Freeman y añade que:
«Cuenta una historia desde una perspectiva negra, pero no creo que sea solo una película negra. Se trata de dilemas humanos universales que podrían aplicarse igualmente en Bosnia o en cualquier ciudad de los Estados Unidos.»
Esto es especialmente cierto para Freeman quien, aunque no había experimentado personalmente el apartheid en Sudáfrica, había vivido el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos. Sin embargo, reconoció que los sudafricanos siguen siendo los más adecuados para contar sus propias historias sobre la era del apartheid.
«En estos días, a menos que tenga la cabeza en la arena, debe ser consciente de la situación en Sudáfrica. No creo que esté más calificado para hacer esta película que un director blanco, aunque podría tener una conexión más visceral con los problemas de la vida segregada.«