Después de que Steven Spielberg finalmente encontró su éxito en los Oscar en la década de 1990, hubo un cambio incuestionable en el tipo de películas que hizo. Estaba menos interesado en hacer atracciones divertidas y emocionantes como «Jurassic Park» o tocar el corazón descaradamente como lo hizo en «ET the Extra-Terrestrial». Sus obras se volvieron más oscuras, más melancólicas y parecían lidiar con algunos momentos difíciles de la historia. Debido a que en su mayoría se alejó del trabajo en el que se hizo famoso y eso ayudó a informar los gustos cinematográficos de tanta gente, creo que la gente comenzó a dar por sentado su trabajo porque era diferente de ese trabajo inicial; cuando trató de recuperar ese espíritu, como en «Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal», fue cuando cayó de bruces.
Pero el hecho de que los tonos y los temas fueran diferentes no significa que la calidad de su trabajo haya disminuido en lo más mínimo. Incluso diría que Spielberg en el siglo XXI puede ser incluso mejor que en el siglo XX. Desde la tristeza existencial de «AI» hasta la audaz y políticamente complicada «Munich» y lo que debería ser la nueva plantilla biográfica en «Lincoln», Spielberg siempre está encontrando nuevas formas de impulsarse como narrador y maestro del bloqueo de cámara. Hace apenas un año, fue nominado por hacer lo que probablemente sea la mejor película musical del siglo XXI en «West Side Story», que tenía una cámara bailando con los artistas mejor que una simple película desde la época dorada de Hollywood. La vi siete veces en el cine.
Con cada nuevo proyecto, se empuja a sí mismo. Hará una película de captura de movimiento como «Las aventuras de Tintín» o un drama periodístico como «The Post». Dormirse en los laureles no es una opción para Steven Spielberg.