El que durante mucho tiempo ha sido visto como un genio iconoclasta de las criptomonedas debería escapar de la prisión mientras espera el juicio. Un juez federal de Nueva York acordó el jueves 22 de diciembre liberar al fundador y exjefe de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, tras el pago de una monstruosa fianza de 250 millones de dólares.
Acusado en particular de fraude y asociación delictuosa, «SBF», su apodo, había sido extraditado de las Bahamas el miércoles por la noche después de haber renunciado a impugnar su entrega a las autoridades estadounidenses. La justicia estadounidense acusa a Sam Bankman-Fried, de 30 años, de malversar miles de millones de dólares a través de un esquema que le permitió usar fondos de clientes de FTX para pagar deudas y realizar inversiones.
El jueves, el juez Gabriel Gorenstein dictaminó que el riesgo de que Bankman-Fried intentara huir era bajo y que no representaba un peligro público en términos de delitos financieros. A la espera de su juicio, «SBF» tendrá que vivir con sus padres en California y usar un brazalete electrónico.
Si hubiera estado detenido, Sam Bankman-Fried debería haber sido enviado al Centro de Detención Metropolitano (MDC) en Brooklyn, denunciado por su falta de personal y manejo cuestionable de los detenidos. Cinco de los ocho cargos que se le imputan prevén cada uno una pena máxima de veinte años de prisión.