Seis años después de anunciar su salida de Blizzard Entertainment y su retiro de la industria de los juegos en general, el veterano de Blizzard, Chris Metzen, regresa a la compañía como asesor creativo en la franquicia Warcraft.
El retiro de Metzen de Blizzard en 2016 fue un shock para muchos fanáticos. Había estado en la compañía durante 23 años en ese momento, sirviendo como escritor principal y gurú de la tradición (o, más oficialmente, vicepresidente senior de desarrollo de la historia y la franquicia) y se había convertido en uno de sus rostros más reconocibles en innumerables BlizzCon.
«La razón por la que uso la palabra ‘retirarse'», explicó Metzen en un comunicado en el momento de su partida, «es porque no me voy a ir a otra empresa ni a iniciar nuevos proyectos ni nada remotamente parecido. Ha sido un una larga y asombrosa racha de años. Ahora es el momento de ir más despacio. Descansar. Recostarse en el sofá y engordar».
Así que la noticia de hoy sobre el regreso de Metzen a Blizzard es tan sorprendente como su partida, pero, como lo confirmó el gerente general de Warcraft, John Hight en Twitterel trato está hecho.
«Con gran alegría anuncio que Chris Metzen se ha unido al equipo de liderazgo de Warcraft como asesor creativo», escribió Hight. «El enfoque de Chris inicialmente estará en World of Warcraft, luego su trabajo se expandirá a otros proyectos en esta franquicia en crecimiento».
«Chris fue uno de los miembros originales del equipo que trabajó en el universo de Warcraft cuando comenzó en 1994», agregó Hight en su declaración, «y estamos muy felices de reunirlo con el mundo que ayudó a crear».
Metzen regresa a una Blizzard muy diferente, que ha experimentado importantes cambios culturales y de liderazgo desde la demanda del estado de California del año pasado que calificó a Activision Blizzard, y a Blizzard en particular, como «un caldo de cultivo para el acoso y la discriminación contra las mujeres».
Tras la noticia de la demanda, Metzen compartió una declaración disculpándose por el «papel que jugué en una cultura que fomentaba el acoso, la desigualdad y la indiferencia». «No hay excusa», escribió. «Le fallamos a demasiadas personas cuando nos necesitaban porque teníamos el privilegio de no darnos cuenta, no involucrarnos, no crear el espacio necesario para los colegas que nos necesitaban como líderes. Ojalá mis disculpas pudieran marcar alguna diferencia. No puede .»