A menudo se presenta como el «tratado de última oportunidad». Tras cuatro sesiones sin ningún acuerdo, los Estados miembros de Naciones Unidas se reúnen de nuevo, desde este lunes, para tratar de negociar un tratado destinado a proteger la alta mar, un expediente en el centro de las discusiones desde 2018 y que debería permitir regular mejor las aguas internacionales. Un espacio aún desconocido que ocupa casi la mitad de nuestro planeta, y representa uno de los grandes retos en la lucha contra el cambio climático y la preservación de la biodiversidad.
Esta cuarta reunión se produce después de una pausa de dos años debido a la pandemia de Covid-19. Esta nueva reunión es continuación de la cuarta sesión de negociaciones iniciada el pasado mes de marzo y que iba a ser la última. Pero ante las dificultades encontradas para acordar un texto, los negociadores habían anunciado que querían extender esta nueva ronda de discusión. De ahí esta nueva reunión, que se desarrollará hasta el 26 de agosto en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
“Intentemos durante estas dos semanas llegar a un acuerdo justo, equilibrado, que se pueda implementar y que permita la participación universal”comentó en la apertura de los debates la presidenta de la conferencia Rena Lee, llamando a «máxima flexibilidad para llegar a consensos y llegar a la meta». Pero si la declaración es alentadora, los observadores se mantienen escépticos sobre la posibilidad de llegar a un tratado al final de esta sesión.