Advertencia sobre robots asesinos: la ONU y la Cruz Roja exigen la prohibición


Se necesita urgentemente un tratado internacional que establezca barreras claras “para proteger a la humanidad”, dice el Secretario General de la ONU, António Guterres.

Protesta en Berlín contra el uso de los llamados robots asesinos. Foto de marzo de 2019.

Annegret Hilse/Reuters

(dpa) En muchos lugares existe una creciente preocupación por los sistemas de armas autónomos que buscan y disparan objetivos sin intervención humana. Se les llama coloquialmente robots asesinos. Se necesita urgentemente un tratado internacional que establezca barreras claras “para proteger a la humanidad”, exigieron el secretario general de la ONU, António Guterres, y la jefa del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, en una declaración conjunta el jueves. Un contrato de este tipo debería estar completado en 2026.

Guterres y Spoljaric exigen que se prohíban los sistemas de armas autónomos cuya funcionalidad no se puede predecir. No se debe permitir que las armas autónomas sean controladas mediante algoritmos de aprendizaje automático. A esto lo llaman «software impredecible que se escribe solo». “Atacar automáticamente a las personas mediante máquinas debe seguir siendo una línea moral que no debemos cruzar”, escriben.

El CICR define los sistemas de armas autónomos como aquellos que pueden seleccionar y atacar objetivos sin intervención humana. Algunos países diferencian entre armas parciales y totalmente autónomas. Con armas semiautónomas, las personas siguen proporcionando el marco para la acción. Estos ya están en uso, como los drones que identifican objetivos automáticamente. El sistema de defensa antimisiles American Patriot también es parcialmente autónomo en lo que respecta a la búsqueda y lanzamiento de misiles, como señala el Bundestag. Las negociaciones sobre un marco jurídico para las armas letales autónomas (Leyes – Armas Autónomas Letales) se llevan a cabo en la Conferencia de Desarme de Ginebra desde hace años, hasta ahora sin éxito. Los países productores de armas evitan las restricciones.

Estas armas plantean “serias cuestiones humanitarias, jurídicas, éticas y de seguridad”, como escriben Guterres y Spoljaric. Podrían promover la inestabilidad y avivar las tensiones internacionales. Debido a que crean la impresión de que plantean menos riesgos para los civiles y el personal militar, podrían reducir las barreras a la entrada en un conflicto.



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