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ByteDance, propietario de TikTok con sede en Beijing, ha reforzado su control sobre sus operaciones en Estados Unidos durante los últimos dos años, según fuentes internas de la compañía, incluso cuando crecía el impulso para prohibir la aplicación de videos cortos en Washington.
El gobierno de EE. UU. aprobó una legislación esta semana destinada a obligar a TikTok a desinvertir en su matriz o enfrentar una prohibición en todo el país, pero valorar la aplicación de videos virales de su empresa matriz de 268 mil millones de dólares presentaría un desafío formidable.
Más de dos docenas de empleados actuales y anteriores dijeron al Financial Times que TikTok se ha entrelazado más profundamente con ByteDance a medida que aumentaron las tensiones sobre la propiedad de la aplicación.
Estas personas dijeron que el personal de ByteDance, incluidos los altos directivos, había sido transferido a TikTok; los trabajadores radicados en Estados Unidos que hablaban mandarín fueron favorecidos por su capacidad para coordinarse con sus homólogos chinos; y los esfuerzos de reestructuración se habían centrado en los trabajadores radicados en Estados Unidos que no cumplían con estándares de desempeño exigentes.
“Existe una especie de barniz o fachada de que estas dos empresas están separadas”, dijo Joël Carter, exgerente de políticas publicitarias de EE. UU. que se fue en agosto de 2023. “Realmente, son la misma”.
Diez empleados actuales y anteriores dijeron que la cantidad de personal chino había aumentado dentro de TikTok durante los últimos dos años, y ByteDance transfirió trabajadores de China a otras oficinas globales, incluso en Estados Unidos.
Esto ha incluido a los altos dirigentes. El año pasado, ByteDance trasladó a Qing Lan de Douyin, su versión china de la aplicación de vídeos cortos, para encabezar la división de publicidad para pequeñas y medianas empresas de TikTok en Estados Unidos, un nombramiento informado por primera vez por The Wall Street Journal.
La mayoría de los conocedores hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias por parte de la compañía, que puede recuperar bonificaciones y premios de acciones si el personal viola las reglas de no menosprecio, según documentos vistos por el Financial Times.