Catástrofes climáticas a orillas del Mediterráneo, consecuencias del calentamiento acelerado del mar


Hacía más de 48 °C el jueves 18 de agosto en El Tarf, Guelma y Souk Ahras, tres ciudades de Argelia asoladas por incendios con un saldo provisional ya elevado. Causaron la muerte de 38 personas, más de 200 heridos, provocaron la evacuación de cientos de familias y un hospital. Allí se movilizan unos 1.700 bomberos para intentar apagar 84 incendios forestales.

Mientras tanto, un poco más al norte, Córcega sufrió violentas tormentas, que mataron al menos a cinco personas e hirieron a otras veinte, incluidas cuatro muy graves. La mayoría de ellos fueron víctimas de rachas excepcionales de viento -de hasta 224 kilómetros por hora en la costa oeste de la isla- que derribaron árboles y tejados, provocaron cortes de luz a 35.000 habitantes, llenaron de ramas los caminos, rompieron amarras de barcos

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Tormenta extrema por un lado, sequía por el otro: las orillas del Mediterráneo viven dos facetas de un mismo flagelo: el cambio climático. Sin embargo, esto es, en promedio, incluso más rápido que en el resto del mundo. En la cuenca mediterránea, la temperatura media ha aumentado 0,036 °C al año entre 1993 y 2020, o casi 1 °C en total, según datos de Copernicus, el programa europeo de observación de la Tierra.

Los efectos de este desarrollo se están manifestando con fuerza este verano. Al oeste, España y Portugal están plagados de incendios forestales. Marruecos probablemente se enfrenta a su peor sequía en cuarenta años; sus presas están tres cuartas partes vacías: en conjunto, su tasa de llenado no supera el 27%. Hacia el este, el desierto avanza hacia Irak, donde el caudal combinado del Éufrates y el Tigris se ha reducido a la mitad en dos décadas.

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Es cierto que el cambio climático no explica todos estos fenómenos, pero sí es responsable de las olas de calor que se multiplican incluso en el mar.Entre las costas francesa, española e italiana se han registrado temperaturas de 6,5 °C por encima de las normas estacionales, y anomalías térmicas muy importantes se han prolongado durante al menos setenta días seguidos este verano. En los primeros veinte metros bajo la superficie, el agua alcanzó los 28°C frente a Marsella, los 30°C en Bastia y Baleares. Estas olas de calor marino tienen efectos devastadores para la fauna y sus hábitats: corales, praderas de posidonia, etc.

El Mediterráneo, uno de los puntos calientes del planeta

En 2020, se publicó una gran cantidad de conocimiento sobre el cambio climático y ambiental en el Mediterráneo. Es el resultado del trabajo de varios años de investigación de 190 científicos de 25 países, apoyados por la Unión por el Mediterráneo (UPM), organismo que agrupa a 42 Estados, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

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