Bale se sentó recientemente con GQ para hablar sobre algunos de sus «Personajes más icónicos». Patrick Bateman fue, por supuesto, uno de ellos, y Bale compartió un encuentro que tuvo con comerciantes reales de Wall Street y su reacción «preocupante» ante la representación de Bateman de su profesión:
«Visité, ya sabes, todos los diferentes niveles de personas en Wall Street. Pero los muchachos en el parqué, cuando llegué allí antes de hacer la película, llegué allí y muchos de ellos decían: ‘Ah, Patrick Bateman. ‘, y dándome palmaditas en la espalda y diciendo: ‘¡Oh, sí, lo amamos!’ Y yo estaba como, ‘Sí, irónicamente, ¿verdad?’ Y me dijeron: ‘¿Qué quieres decir?'».
Es importante entender qué está satirizando «American Psycho», es decir, los años 80 de Reagan y la cultura yuppie que engendraron. Los que están en el círculo social de Bateman no tienen sentido en sus vidas, por lo que llenan el vacío con dinero. Todo lo que tienen para demostrar su riqueza es el consumo de cosas que significan esa riqueza, como trajes, relojes, tarjetas de visita y reservas en restaurantes. Los yuppies son tan superficiales, tan falsos, tan desalmados, que no notan ni se preocupan por el psicópata que hay entre ellos.
Bale, por su parte, restó importancia a estas reacciones con buen humor:
«Pero ya sabes, claramente, mira, es una sátira sobre el capitalismo en los años 80, y como tal es tan ridículo y descabellado que, ya sabes, para mí, no puedo evitar pensar que es hilarante».
De hecho, hay una razón por la que Bateman es un Americano psicópata: su vacío, sadismo y odio (hacia sí mismo y hacia todos los demás) son un producto de la cultura estadounidense. Antes de apuñalar a un hombre sin hogar (Reg E. Cathey) hasta matarlo, le da un consejo al hombre: «Consigue un maldito trabajo». Todo lo que falta es que Bateman mencione bootstraps.