Christine Angot, directora de “Una familia”: “A veces hace falta violencia, incluso en el cine, para que las cosas sucedan”


Después de treinta años de carrera literaria continua, atormentada por la figura del incesto del que fue víctima cuando era adolescente, Christine Angot regresa al cine con un documental intimista que examina a su familia a través del tamiz de este crimen y su dolorosa explicación. . Violento, injusto, torturado y, en última instancia, perturbador, Una familia revela Angot al ardor y la gracia de la encarnación.

Su película es tan explosiva que nos preguntamos fuertemente sobre su consulta y por tanto su escritura. ¿Cómo lo pensaste?

Lo primero fue el regreso a Estrasburgo –ciudad a la que vine a los 13 años con mi madre para descubrir a mi padre–, con motivo de la promoción de mi libro. El viaje al este [Flammarion, 2021]. Me había negado a volver allí durante quince años. Allí acepto y enseguida me digo que no debo ir solo. Que tienes que traer una cámara. Es una evidencia. Además, hace unos años ya había pensado que esta historia, del incesto, no se veía. Se trata, se comenta, se cuenta, se guiona, pero no se ve.

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¿La idea de llevar una cámara fue con la intención, ya, de filmar la escena del encuentro con la esposa de su padre?

No. No pienso acerca de eso. Esto es para no estar solos en Estrasburgo. Quería que alguien más viera al mismo tiempo que yo. Entonces le pedí a la directora de fotografía Caroline Champetier que me acompañara. A priori, hacer un documental un tanto clásico sobre la gira de un escritor, con una voz en off que explicara los temas. Probablemente me habría cansado bastante rápido. Una mañana planeamos hacer algunos planos de la ciudad y del Parlamento Europeo, luego pasamos frente a esta casa, cerca donde todavía vive la esposa de mi padre, para hacer algunos planes allí. Conocí a esta mujer tarde, a los 28 años, con sus hijos, mi hermano y mi hermana, porque mi padre no quería que conociera a su familia durante mucho tiempo. La vi a veces, pero una vez que comencé a publicar, ya no quiso responder a mis solicitudes. Entonces, te lo juro, el taxi recibió instrucciones de esperarnos cinco minutos, yo estaba sin ilusiones y, allí, llamé al timbre a pesar de todo, y se abrió la puerta.

Ella se opone físicamente a esta intrusión y al ser filmada, fuerzas la entrada y se produce el enfrentamiento. Lo que realmente intentas extorsionarle son los motivos de su silencio. ¿No crees, sin embargo, que cada uno de nosotros debe vivir con la idea de que los demás no se preocupen por nuestra desgracia?

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