El comienzo del nuevo año difícilmente podría haber sido peor: Manuel Lemke de Echsenbach en Waldviertel reparó una bomba a una altura vertiginosa hace dos semanas. De repente, agua caliente salió disparada de la instalación, quemando una quinta parte de la superficie de su piel. Para salvarse, saltó cuatro metros y se rompió el hueso del talón derecho.
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