Por supuesto, dado que esta es una película de Marvel, seguramente tendrá una escena de créditos, y «Black Panther: Wakanda Forever» tiene lo que puede ser la escena más importante y emotiva en la historia de MCU. En una revelación que encaja perfectamente con todo lo que sabemos sobre la línea de tiempo de Nakia en la historia, descubrimos que tuvo un hijo con T’Challa. La revelación, como todo lo demás en la película, no se desarrolla como un punto de trama sorpresa sino como un golpe emocional sorpresa. Nos toma por sorpresa no la realidad del dulce y joven Toussaint (Nakia se fue durante años, después de todo, y trabajó con niños todo el tiempo), sino la realidad de cuán abrumados por las emociones nos hace sentir.
Es difícil precisar exactamente qué tiene el hijo de T’Challa que me hace querer romper a llorar, pero creo que su revelación es inversa a la terrible noticia del fallecimiento de Boseman. Descubrir que alguien a quien admirabas estuvo enfermo en secreto durante años es infinitamente doloroso; descubrir que su personaje a quien admirabas tenía una familia feliz en secreto es exactamente el sentimiento opuesto. Coogler ha escrito un legado conmovedor digno de un rey, y es un legado que también se completa con uno: el niño cuyo nombre de Wakanda es, por supuesto, el Príncipe T’Challa.