Como describe en la entrevista anterior, completada para el lanzamiento de «Mad Max» de Scream Factory, Gibson se había metido en una pelea el fin de semana anterior. Tal como cuenta la historia, decidió pelear con medio equipo de rugby y «no funcionó muy bien de mi lado».
Gibson dijo que no se veía muy lindo, pero que ese tipo de peleador rudo es justo lo que estaban buscando, así que las mujeres de la oficina de casting le tomaron algunas fotos y le pidieron que regresara cuando se recuperara un poco. Lo hizo y se sorprendieron de que fuera un chico guapo cuando toda la hinchazón y los moretones desaparecieron.
Al final, terminó frente al director George Miller y consiguió el papel después de que le pidieran que memorizara un par de páginas de diálogo. Es irónico porque Max se hizo conocido como un hombre de pocas palabras, pero si regresas y miras esa primera película, verás que tiene mucho más que decir que la versión post-apocalíptica del personaje en las películas posteriores.
Entonces, si Gibson no se hubiera metido en una pelea con la mitad de un equipo de Rugby (y perdido), nunca hubiéramos tenido a «Mad Max» como lo conocemos hoy. Habrá muchos que argumentarán que eso podría ser algo bueno, pero es innegable que estas películas son obras maestras raras de alto octanaje. A pesar de los sentimientos de cualquiera sobre Gibson hoy, es difícil no reconocer a regañadientes que no obtenemos la obra maestra que es «Mad Max: Fury Road» sin que Gibson sea golpeado por algunos fanfarrones de Rugby.