Con MICA y TFR: los criptoactivos en la mira del regulador europeo


Con sus tres letras, la sigla TFR despierta temor entre los jugadores de criptoactivos en Francia: designa el Reglamento de Transferencia de Fondos, un conjunto de textos cuya nueva versión deberá ser discutida, el miércoles 29 de junio, durante un triálogo entre el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Consejo Europeo. El jueves será el turno de otro proyecto, Markets in Crypto-Assets (MICA), que pasará a la lupa de las autoridades europeas. Estos dos textos están destinados a regular esta nueva clase de activos y, aunque solo se han hecho públicas versiones de trabajo, y por lo tanto sujetas a cambios, ya han desencadenado varios debates.

El TFR aspira a controlar aún más el flujo de fondos en criptomonedas y euros dentro de los proveedores de servicios de activos digitales (DSP), como las plataformas Coinhouse, eToro o Binance. También tiene como objetivo identificar a los titulares de billeteras privadas mediante el fortalecimiento de los procedimientos de verificación de identidad (KYC, por Know Your Customer) y contra el lavado de dinero (AML, por Anti-Money Laundering).

En el punto de mira del ejecutivo europeo: el blanqueo de capitales, por tanto, y más ampliamente, la financiación de actividades ilícitas. Si en Francia algunos PSAN como Coinhouse ya han establecido procesos de verificación en la misma línea, el TFR permitiría exigirlo a todos los jugadores europeos.

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Introducido en septiembre de 2020 por la Comisión Europea como parte de su estrategia sobre finanzas digitales, el MICA tiene como objetivo, por su parte, establecer un marco legal general para los NASP. La idea es armonizar las reglas a nivel europeo: el texto se inspira en particular en la ley Pacte, adoptada en 2019 en Francia y pionera en términos de regulación en este sector, que obliga a las plataformas de criptoactivos que deseen operar en Francia a registrarse en la Autoridad de Mercados Financieros (AMF). Un procedimiento, sin embargo, considerado insuficiente por el propio regulador, como explicó en mayo Robert Ophèle, presidente de la AMF, durante la presentación del informe anual de la institución:

“Nuestro sistema de registro obligatorio, que permite identificar a los actores y comprobar que efectivamente concurren los elementos básicos, a saber, los mecanismos de lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo y la honorabilidad de los gestores y personas que controlan al prestador , no constituye un marco de supervisión completo. »

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