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La semana pasada, un informe de la agencia de marketing impulsada por la sustentabilidad, Yard, nombró a Taylor Swift como la peor celebridad contaminadora de aviones privados del año hasta el momento, alegando que su avión ha realizado 170 vuelos desde enero. Para defenderse, Swift intentó una táctica similar a la de Drake, argumentando que ni siquiera estaba en el avión la mayor parte del tiempo. Su portavoz le dijo a TMZ que su avión «se presta regularmente a otras personas» y que «atribuirle la mayoría o todos estos viajes a ella es flagrantemente incorrecto».
Es discutible si esto lo hace mejor. No importa quién viaje en un jet privado, siguen siendo terribles para el medio ambiente: debido a que transportan tan pocos pasajeros, los PJ son de 5 a 14 veces más contaminantes por persona que los aviones comerciales (que ya arrojan emisiones a tasas desmesuradas). Y, a juzgar por las nuevas fotos, Taylor ha pasado al menos un tiempo en su jet privado recientemente, incluso si tiene el buen sentido de no alardear. Las fotos obtenidas por el Daily Mail muestran a Swift aterrizando en el aeropuerto Hollywood Burbank en Los Ángeles a principios de julio, aparentemente regresando de un viaje a Londres para ver a su novio Joe Alwyn. Como puede ver, claramente se esforzó mucho por no ser vista. Para ser justos, las fotos se tomaron semanas antes del informe de Yard. Esconderse detrás de sombrillas también es normal para Swift, cuyos métodos creativos para evitar a los paparazzi incluyen caminar de lado y dejar los restaurantes protegidos por manteles. (No olvidemos el momento en que Internet pensó que la sacaron de su apartamento de Tribeca en una maleta, la mayor teoría de la conspiración de 2017).
De todos modos, según el informe de Yard, en solo 200 días, el avión de Swift ha emitido más de 1000 veces más carbono que la huella de carbono anual de una persona promedio. Probablemente yo también querría esconder mi cara de vergüenza.