La máscara vuelve a ser de rigor en Cuba, en la región costera de Matanzas. Il ne s’agit pas de se prémunir contre une reprise épidémique du Covid-19 mais de se protéger contre les dangers de l’épaisse fumée qui s’est échappée d’un dépôt de pétrole sur lequel la foudre s’est abattue le 5 agosto. Un gran incendio destruyó cuatro de los ocho tanques del depósito. Estos últimos abastecían de combustible a gran parte del país, subraya Daleis Macias, vecino de la ciudad de 140.000 habitantes.
«Todo será más difícil», preocupa a Yania Calera, matancera. Incluso antes de este gran incendio, la isla ya experimentaba escasez de combustible y cortes de energía regulares. Los miles de litros de petróleo perdidos representan un riesgo significativo para la frágil economía del país.
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