De camino al centro vacacional austriaco, Tanja estaba muy preocupada por su hijo Leo. El niño de un año gritaba de dolor y rápidamente surgió la sospecha de que podría haberse tragado un trozo de plástico. En urgencias, sin embargo, los médicos descartaron que el dolor del pequeño pudiera provenir de ahí. De regreso en el auto, los padres notaron que el elástico de las pantuflas de cuero de Leo se había enredado alrededor de su dedo meñique. “Todo el pie estaba gordo y la punta estaba toda roja”, afirmó la actriz para luego culparse por no haberlo reconocido antes.
Pero el resentimiento fue seguido rápidamente cuando la familia de cinco integrantes se registró en su lugar de vacaciones en las montañas. «Guau. Tan hermoso. Con vistas a las montañas”, se entusiasma la mujer de 44 años sobre su casa de vacaciones. El menú de platos para la cena tampoco deja nada que desear. Y cuando hay música en vivo para los huéspedes del hotel, Tanja ya no puede contener sus sentimientos.