Después de ser expulsado, trazó un rastro de sangre por la ciudad.


El merodeador de 50 años encontró a su primera víctima en la persona del expresidente de la Cámara de Farmacéuticos, Heinrich Burggasser. En la víspera de Año Nuevo, sacudió la puerta cerrada pero desbloqueada hasta que pudo entrar. El perpetrador ató las pantorrillas del hombre de 74 años con un cinturón y mató brutalmente al farmacéutico. Según los criminalistas, la escena del crimen era «completamente caótica».

Consumió alcohol junto al cadáver
Al igual que el hecho sangriento de la joven madre en el área de Heurigen de Stammersdorf. También entró por la puerta principal y apuñaló al hombre de 31 años con un cuchillo. Como en el primer asesinato, consumió alcohol junto al cadáver. Todavía queda por aclarar si las dos hijas de cuatro y cinco años se escondían por miedo a la muerte o si en realidad no notaron nada.

Ya en 2015, un compatriota polaco se enfureció en Viena como asesino en serie (también víctima en Suecia). El entonces joven de 29 años mató a una pareja de jubilados con un cuchillo largo. Fue enviado a una institución para delincuentes mentales anormales sin condena.

¿Doble asesino polaco «no culpable»?
En el presente caso, también, el hombre de 50 años podría ser declarado “no culpable” por una psicosis y así evitar la cadena perpetua. Los médicos decidirían entonces sobre su liberación. La próxima pesadilla para los afligidos…



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