Los apodos de su hija iban desde «Noonoo» hasta «Neenee», dice Diane Kruger, y agrega que su hija fue «una sorpresa». «Pensé que eso no iba a pasar, ella entró en mi vida cuando estaba lista».
Le sorprendió que le encantara tanto su papel de madre. «Quería ser madre y estaba segura de que me gustaría, pero solo estas ganas de querer estar ahí cada segundo y no perderme nada era increíble. Ver cosas de mi edad que has hecho mil veces a través de sus ojos, ya sea comiendo helado por primera vez o viendo nieve por primera vez. Ella cambió mi mundo y la forma en que veo todo. Es tan refrescante y maravilloso».