Educación Nacional: el equilibrio de fuerzas sindicales casi sin cambios tras las elecciones profesionales


La disminución de la participación y un equilibrio de poder casi sin cambios, estas son las principales lecciones de las elecciones profesionales dentro del Ministerio de Educación Nacional. Según los resultados publicados el viernes 9 de diciembre por la Rue de Grenelle, la FSU, con una amplia mayoría entre los docentes, ocupa el primer lugar con el 34% de los votos y gana 6 de los 15 escaños en el comité ministerial de administración social (CSA), nueva clave de bóveda de diálogo social. La primera fuerza sindical está ampliando la distancia con la segunda, la UNSA (19,37%). Tras la pérdida de 10.000 votos, el sindicato, muy asentado entre el personal directivo, obtiene tres escaños, uno menos que en 2018.

Le sigue la lista FNEC-FP-FO, que suma el 14% de los votos y dos escaños, seguida, como en 2018, por la SGEN-CFDT (7,8%), la CGT Educ’action (6,64%) y Snalc ( 6,21%), todos los cuales conservan un escaño. Principal cambio al final de esta elección: con el 5,09% de los votos, el sindicato Sud Education se convierte en representante y entra en la CSA con un escaño. Uno de sus cosecretarios, Brendan Chabannes, saludó a un «victoria» por el sindicato, señalando que el “Bloque progresista SUD CGT FSU [devenait] mayoría «.

Más de un millón de funcionarios -incluidos 860.000 docentes- fueron convocados para designar a sus representantes durante estas elecciones, las primeras desde la ley de transformación de la función pública de 2019, que modificó profundamente los órganos de diálogo social. Solo hablaron 418.846 de ellos, el 39,8%, casi 3 puntos menos que en 2018. Se desconoce el detalle de los resultados por profesión y por cuerpo.

“Una fragmentación del paisaje”

Para los sindicatos, esta caída en la movilización se explica en parte por el aumento del personal precario y no titular, como los acompañantes de estudiantes discapacitados y trabajadores subcontratados, que se movilizan menos que los docentes titulares. También se cuestiona el sistema de votación, que ha sido completamente electrónico durante varios años. “El aspecto no colectivo y desmaterializado del voto induce a la desafección”, cree Benoît Teste, el secretario general de la FSU. El jueves 8 de diciembre, la CGT, la FSU y Solidaires también denunciaron numerosos errores y dificultades técnicas que dificultaban el buen desarrollo de la votación, evocando en particular la«imposibilidad durante largas secuencias de acceder a los espacios para votar», o incluso «servidores incapaces de cumplir con los requisitos de dicha consulta».

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