Rusia afirma que Ucrania derribó un avión de transporte que transportaba prisioneros de guerra ucranianos. Pero hay algo mal en esta descripción.
Un extracto de un vídeo muestra el momento en que el avión explotó en las afueras de la aldea de Jablonowo, en el sur de Rusia.
Un avión de transporte Ilyushin 76 se estrelló el miércoles por la mañana y quedó completamente destruido en la provincia fronteriza rusa de Belgorod. Un residente del pueblo de Jablonowo filmó los últimos segundos antes de que la máquina militar cayera y explotara en una enorme bola de fuego. Según información oficial, no hay supervivientes. Pero el curso de la catástrofe y la identidad de las víctimas suscitan numerosos misterios.
El Ministerio de Defensa ruso culpó inmediatamente a la parte ucraniana. Los responsables son dos misiles antiaéreos lanzados en la cercana provincia ucraniana de Kharkiv. Además de la tripulación de seis hombres y tres acompañantes rusos, a bordo del Il-76 también se encontraban 65 prisioneros de guerra ucranianos. Deberían haber sido canjeados por rusos capturados el mismo día. En consecuencia, Moscú habla de un “ataque terrorista” que demuestra lo poco que Ucrania valora la vida de sus ciudadanos.
¿Derribado por la propia Rusia?
El servicio secreto ucraniano HUR se limitó a confirmar que ese día estaba previsto un intercambio de prisioneros. Sin embargo, Kiev no admitió haber realizado bombardeos accidentales. También es bastante concebible que la propia defensa aérea rusa lo derribe. Estos errores fatales se produjeron repetidamente a lo largo de los casi dos años de guerra. A mediados de enero, Rusia perdió uno de sus aviones militares más valiosos, un avión de reconocimiento A-50 dotado de tecnología de última generación, sobre el mar de Azov. Las circunstancias indicaban un caso de “fuego amigo” porque el derribo se produjo a unos 160 kilómetros del frente, demasiado lejos incluso para los poderosos sistemas de defensa Patriot de los ucranianos.
La teoría de un derribo ruso el miércoles sería consistente con el hecho de que se había activado una alarma aérea en Belgorod en esas horas de la mañana. Poco antes del desastre, el Ministerio de Defensa informó sobre el uso de defensa aérea para combatir los drones ucranianos. Pero la autoría ucraniana también es posible.
El lugar del accidente está a 100 kilómetros de las posiciones de defensa aérea ucranianas que Moscú afirma haber identificado como punto de partida. Esto excluye el uso del sistema de defensa alemán Iris-T SLM, mencionado como una posibilidad por la parte rusa, porque sólo tiene un alcance de 40 kilómetros. Pero los misiles Patriot estadounidenses podrían cubrir esta distancia. Sin embargo, sería muy inusual que Ucrania utilizara armas occidentales contra objetivos en territorio ruso.
Dirección de vuelo equivocada, ocupantes equivocados
En particular, hay dos cosas que suscitan dudas sobre la versión rusa: el Ministerio de Defensa afirma que el avión se encontraba en la ruta de Moscú a Belgorod. Pero el vídeo del pueblo de Jablonowo muestra un vuelo que se desplaza hacia el noreste, casi exactamente en la dirección opuesta. Por lo tanto, el avión tendría que haber realizado un giro en U segundos antes del accidente. Aún no han aparecido vídeos del vuelo antes del derribo.
La segunda cosa extraña es que la directora del canal de propaganda estatal RT, Margarita Simonyan, publicó una lista de los 65 prisioneros de guerra ucranianos que murieron, que aparentemente no puede ser correcta. Varias de las personas enumeradas fueron liberadas anteriormente. Moscú no dio ninguna explicación a esta inconsistencia.
A estas alturas no hay claridad más allá de que un avión militar ruso se estrelló. Puede que hubiera prisioneros ucranianos a bordo, pero eso también podría haber sido una invención propagandística. La causa del accidente tampoco está clara. Es probable que se produzca un derribo, pero la responsabilidad del mismo sigue sin estar clara por el momento. Sin embargo, las contradicciones en las que se ha visto envuelta la Rusia oficial podrían ser una indicación de que Moscú tiene algo que ocultar.