El brasileño Bernard Lessa habla de agencia, bondad y un personaje incapaz de escapar de la política en ‘El médico cubano’ Lo más popular Lectura obligada Suscríbase a los boletines de variedades Más de nuestras marcas


Hay un momento en “El médico cubano” de Bernard Lessa en el que Akin, el médico, convence a una desconfiada madre indígena de que es necesaria una cirugía para devolverle la vista al ojo izquierdo de su hija. Él muestra amabilidad, respeto y paciencia, esperando días antes de que ella regrese para darle el visto bueno. Su enfoque contrasta marcadamente con el clima político que lo rodeaba en el Brasil de Bolsonaro en 2018.

“La investigación que realizamos durante el desarrollo del guión reveló que la forma cubana de practicar la medicina es mucho más humana y menos burocrática que a la que estábamos acostumbrados en Brasil”, dijo Lessa Variedady agrega: “Bolsonaro se convirtió en el portavoz de la enojada clase médica brasileña, que, a pesar de no estar dispuesta a trabajar en los lugares donde los cubanos venían a trabajar, se sentía con derecho a reclamar esa cuota de mercado… Para nosotros, oponernos a la llegada de Bolsonaro a Akin’s La misión interrumpida es una forma de demostrar lo que realmente estaba en juego en ese momento”.

Fuera de la vocación médica de Akin está su creciente vínculo con Ana, una maestra local, y su amigo Sergio. El actor principal Reynier Morales le da una profundidad humana y apasionada a Akin y se combina con la química que Ana Flávia Cavalcanti y Guga Patriota aportan al triángulo. “Reynier es un actor cubano muy talentoso que salió de la isla por primera vez para filmar con nosotros mientras Ana es una gran actriz brasileña con una carrera en crecimiento, que afortunadamente se enamoró del guión y se unió a nosotros”, dijo Lessa. “Y Guga, como Sérgio, es un ser humano muy iluminado que cautivó a todos en el equipo desde la primera audición”, añadió.

El director utilizó el Forro, un estilo cercano y sensual de danza brasileña sinónimo de su región nororiental “para desarrollar la intimidad corporal entre ellos”.

No confunda la bondad de Akin con debilidad, o la delicadeza con levedad: está luchando por su sentido de lugar en el mundo. “El viaje personal de Akin me parece inseparable de los aspectos políticos relacionados con él, y quizás ahí esté el equilibrio de la película, que explora el panorama político de un momento de Brasil y su impacto directo en la vida de este hombre. Mientras que en los demás personajes estos aspectos tienen una influencia más indirecta, en su caso no hay forma de escapar de la política”. Dijo Lessa.

Una escena de acecho de serpientes y una siempre presente acumulación de arena en sus casas aportan un motivo premonitorio. “Un desierto es un lugar donde no es posible ninguna acción y ese es el futuro que se presenta para nuestro personaje principal y para nosotros como sociedad. Un hombre privado de seguir su vocación es un hombre sin posibilidad de acción eficaz en el mundo; es un hombre en un desierto. La serpiente y la arena son señales de este desierto inminente”. Lessa explicó.

La cultura regional que resuena en otros lugares requiere apoyo, y espera que la presencia de la película como parte de Primer Corte Ventana Sur pueda “…establecer alianzas y finalizar nuestra película de la mejor manera posible. Además, una película se hace para ser vista, por lo que ciertamente nuestra mayor esperanza es encontrar agentes de ventas y programadores que compartan nuestro deseo de llevar la película a tantas personas y lugares como podamos”, enfatizó.

Con la elección de Luna y la exclusión de Bolsonaro del cargo hasta 2030 por abusos de poder, el Brasil de 2023 tiene una sensación diferente. Para el cineasta, mantener la propia agencia, sea cual sea el clima político, es primordial: “La película, aunque ambientada en 2018, creo que es muy contemporánea, ya que apunta al pasado pero apunta al futuro. Las amenazas a los derechos humanos y a la existencia de todo el planeta están aumentando a medida que la gente cuestiona el sistema democrático y elige gobiernos que coquetean abiertamente con el autoritarismo. El siglo XXI es, hasta ahora, la promesa del desierto. ¿Cómo podemos recuperar nuestro lugar de acción en un mundo que se está convirtiendo rápidamente en un desierto?



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