El Consejo Cantonal de Zurich ha prohibido la inversión de polaridad de los homosexuales. Aunque el gobierno y los partidos burgueses lo consideran innecesario


En el cantón de Zúrich nadie debería “curarse” por su orientación sexual. Esta convicción superó las objeciones formales en el Parlamento.

El lunes, una clara mayoría en el consejo cantonal votó a favor de prohibir la terapia de conversión.

Joel Hunn para NZZ

En el cantón de Zúrich nadie debería poder «curar» a homosexuales ni a miembros de otras minorías sexuales, decidió el lunes el consejo cantonal: el gobierno cantonal debería elaborar una ley para prohibir las llamadas terapias de conversión, que a menudo causan traumatismo grave.

El gobierno se había resistido a esta orden, no por razones de fondo, sino por razones formales. Esta prohibición debe incorporarse al derecho penal a nivel nacional para que sea realmente eficaz, afirmó. Si simplemente estuviera anclado en la legislación sanitaria cantonal, los pastores o entrenadores autoproclamados, por ejemplo, no podrían ser perseguidos.

El fondo del caso es claro: según el gobierno, las terapias de conversión contradicen el consenso científico de que la orientación sexual no se puede convertir. Los médicos, psiquiatras o psicólogos que, sin embargo, consideraran esto como una enfermedad y ofrecieran tratamientos adecuados, estarían violando sus obligaciones profesionales legales.

Si el departamento de salud cantonal recibe información sobre tales violaciones, iniciará procedimientos que podrían resultar en una prohibición profesional. Según la directora de Salud, Natalie Rickli (SVP), nunca antes había habido un informe de este tipo.

La mayoría parlamentaria, que incluía tanto a los partidos de izquierda como al GLP y al centro, criticó los argumentos del gobierno cantonal como falsos. Evidentemente falta voluntad de actuar. A pesar de diversas iniciativas al respecto, hasta el momento no ha ocurrido nada a nivel federal. Y cuando el gobierno federal no hace nada, el cantón puede cerrar la brecha regulatoria por su propia cuenta.

La facción FDP se opuso a esto y estuvo de acuerdo con la postura del gobierno. La UDC y la EDU también se pronunciaron en contra de la prohibición, citando la libertad y la autodeterminación: cada uno debe poder decidir por sí mismo qué tipo de terapia quiere. Sin embargo, la moción fue aprobada por 90 votos contra 74 y cinco abstenciones.

Más por venir.



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