En su historia de Instagram, Emma publica una foto de un joven. Él toma el vaso y le sonríe. Están sentados en un restaurante, con música de fondo, cuyas líneas dicen más que mil palabras: “No es un reloj caro, me da más tiempo. Ninguno de estos billetes me hace rico. (…) ¿De qué sirven los clics cuando estás triste? ¿Qué te trae felicidad cuando estás triste?”