En Ecuador, la explotación petrolera del parque natural Yasuní se sometió a referéndum el domingo


Bajo la selva, aceite. Y, en las urnas, una pregunta: ¿qué hacer con eso? Los 13,5 millones de ecuatorianos convocados a las urnas el domingo 20 de agosto para elecciones generales anticipadas también tendrán que responder sí o no a la siguiente pregunta: «¿Debería el gobierno ecuatoriano mantener el crudo del llamado depósito ITT – Bloque 43 bajo tierra indefinidamente? «. Lo que está en juego en las elecciones generales, marcadas por el asesinato de un candidato presidencial, nos hizo olvidar la importancia de este referéndum sin precedentes. El Bloque 43 está ubicado en el Parque Natural Yasuní, una de las reservas naturales con mayor biodiversidad del mundo, que se extiende sobre un millón de hectáreas en el corazón de la Amazonía ecuatoriana.

“Luchamos durante 10 años para obtener este referéndum”recuerda Antonella Calle, una de las fundadoras del movimiento Yasunidos. Los activistas de este colectivo ecologista están aún más satisfechos de que las últimas encuestas den por ganador el «sí». Las autoridades y la industria petrolera están preocupadas.

Ishpingo, Tambococha y Tiputini, los tres campos del Bloque 43 – ITT, aportan poco más del 12% de la producción petrolera del país, que ronda los 460.000 barriles diarios. En caso de victoria afirmativa, la empresa pública Petroecuador tendrá un año para cerrar los pozos, desmantelar las infraestructuras y restaurar la selva.

Cálculos disputados

En junio, el ministro de Energía, Fernando Santos, estimó que terminar con la extracción de crudo del Yasuní implicaría “un déficit de 1.200 millones al año para las finanzas públicas, en un país que tiene enormes necesidades”. La figura es retomada por todos los partidarios del «no». La empresa estatal Petroecuador, que opera el Yasuní, argumenta que el Bloque 43 ocupa solo 80 hectáreas y que “las tecnologías más eficientes” se implementan con el fin de limitar el impacto ambiental del negocio petrolero. Según Santos, el desmantelamiento de la infraestructura de Yasuní costará unos 500 millones de dólares (460 millones de euros).

Defensores de Yasuní cuestionan los cálculos oficiales. “Las autoridades han tomado como base de su demostración un costo de extracción del crudo de 21 dólares y un precio promedio del barril de 83 dólares para los próximos 20 años, dos cifras completamente irreales”, explica el economista Carlos Larrea. Estima que el déficit será de 275 millones de dólares anuales.

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“Además, el desmantelamiento de la infraestructura petrolera se tendrá que pagar por un día, LEl problema es saber cuándo”añade Antonella Calle que critica “ terrorismo económico discurso oficial. alicia Cahuiya no quiere oír hablar de números. «En el Yasuní, es el futuro de la tierra, nuestra madre para todos, lo que está en juego. Punto final», explica este líder de la comunidad indígena Waorani.

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