En el norte de Malí se ha reanudado la guerra entre el ejército y los antiguos rebeldes independentistas.


Todo Mali tiene los ojos puestos en el norte del país. Aunque oficialmente no se ha declarado la guerra entre Bamako y los antiguos movimientos rebeldes del Norte –las dos partes firmantes del acuerdo de paz de Argel en 2015–, sobre el terreno las armas hablan desde hace un mes de agosto. , y la preocupación sigue creciendo: ¿se está preparando el ejército maliense para atacar Kidal? Esta ciudad cercana a la frontera con Argelia es un símbolo, una importante cuestión de soberanía para Bamako: fue el bastión de las cuatro rebeliones tuareg lanzadas contra el Estado desde el fin de la colonización francesa, en 1960, con el objetivo de proclamar la independencia de Azawad. el territorio que reclaman en la parte norte de Malí.

Este deseo de reconquista se ha materializado, desde el lunes 2 de octubre, en una columna de más de un centenar de vehículos del ejército. Tras abandonar Gao, en el noreste, avanzó hacia el norte el miércoles 4 de octubre. Para impedir el avance de los militares en esta zona que consideran bajo su control, los grupos de antiguos rebeldes tuareg y árabes, unidos en el Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD), toman represalias. Según varias fuentes diplomáticas y de seguridad, el miércoles estallaron enfrentamientos entre estos grupos y las Fuerzas Armadas de Malí (FAMa), entre Tarkint y Tabankort, localidades situadas a unos 160 kilómetros al sur de Kidal. El mismo día, los ex rebeldes reclamaron la captura de un nuevo campamento militar, describiéndolo como «terrorista»en Taoussa, a 100 kilómetros de distancia.

Según varios especialistas en conflictos en el Sahel, antes de intentar recuperar Kidal, las FAMa podrían intentar, en un futuro inmediato, retomar las bases de Aguelhok y Tessalit –situadas al norte del bastión de los antiguos rebeldes– y que el Minusma, la misión de las Naciones Unidas en Mali, se está preparando para partir, ya que las fuerzas de la ONU fueron expulsadas por la junta en junio.

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En cualquier caso, los soldados malienses, en el poder desde su golpe de Estado en agosto de 2020, ya no ocultan sus intenciones. “El proceso de ocupación irreversible de tierras malienses, que forma parte de la unidad de Malí, continúa y continuará a pesar de la vana oposición de algunos de sus hijos perdidos. Nuestro valiente ejército luchará hasta el último aliento para defender la integridad de nuestra querida patria, que es una e indivisible».advirtió el martes el coronel Souleymane Dembélé, portavoz de la FAMa, en la televisión nacional.

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