En Líbano, se endurece el estancamiento de las elecciones presidenciales


El punto muerto político permanece intacto en el Líbano entre el movimiento chiíta Hezbolá y sus oponentes. El miércoles 14 de junio, los 128 diputados del país de los Cedros volvieron a fallar en la elección de presidente. Esta sesión electoral, la duodécima organizada desde la partida del presidente saliente, el general Michel Aoun, a fines de octubre de 2022, habrá tenido, sin embargo, el mérito de permitir que cada campo cuente sus fuerzas.

Frente al candidato apoyado por Hezbollah y el partido chiita Amal, el exministro y líder del partido Marada, Sleiman Frangié, la oposición se unió, por primera vez, en torno a un solo candidato: Jihad Azour, un exministro de Finanzas convertido en alto funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En la primera vuelta, ninguno de los dos candidatos obtuvo la mayoría cualificada de 86 votos que les permite hacerse con este puesto, tradicionalmente reservado a un cristiano maronita. Con 59 votos, Jihad Azour se impuso a Sleiman Frangié, que obtuvo 51 votos. Aunque no se garantizó que ningún candidato ganara en la segunda vuelta, donde se requiere una mayoría simple de 65 votos, los partidarios del Sr. Frangié abandonaron la Cámara por falta de quórum. “Lo que sucedió hoy es un verdadero levantamiento de los parlamentarios libaneses. (…) que dijo no a los dictados y amenazas”saludó el diputado cristiano Samy Gemayel, líder del partido Kataeb, al considerar que el acuerdo alcanzado en torno a Azour era un claro mensaje enviado a Hezbolá.

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De hecho, es un revés para el poderoso movimiento armado y el partido Amal que ven su hegemonía sobre la vida política libanesa desafiada por esta alianza. Durante varios meses, el tándem chiíta ha estado tratando de imponer a Sleiman Frangié, aliado desde hace mucho tiempo y amigo cercano del presidente sirio Bashar Al-Assad. El juego les podría parecer adquirido ante la incapacidad de sus detractores para proponer una alternativa. La candidatura del Sr. Frangié incluso fue promovida tras bambalinas por París que, en nombre del pragmatismo, pensó en convencer a los demás partidos libaneses de aceptar una boleta que asociara a esta figura del establishment con un primer ministro reformador.

Intimidación y amenazas

Estas presiones tuvieron el efecto de unir a la oposición, reunida por el Movimiento Patriótico Libre (CPL), el partido cristiano fundado por Michel Aoun. El cambio de actitud de Gebran Bassil, el líder de la CPL, privó al tándem chiíta de la cobertura cristiana que había tenido desde la alianza sellada entre estos dos campos en 2006 para llevar al poder al general Aoun. Yihad Azour, sin embargo, no es unánime entre los diputados cristianos, drusos y suníes que se unieron a la oposición, por su paso a financiar bajo el gobierno de Fouad Siniora (2005-2009). Algunos lo apoyaron en nombre del compromiso, otros prefirieron introducir otros nombres, incluido el del exministro Ziyad Baroud.

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