En Jaranwala, una ciudad en el Punjab de Pakistán, 87 hogares cristianos y 19 iglesias fueron vandalizadas esta semana en disturbios por cargos de blasfemia, dijo la policía. “Los acontecimientos que se han desarrollado son trágicos. Esta violencia nunca puede justificarse.»dijo Usman Anwar, jefe de policía provincial del estado de Punjab, en el este de Pakistán, el viernes 18 de agosto.
Cientos de musulmanes, armados con palos y piedras, arrasaron el miércoles las callejuelas del barrio cristiano de Jaranwala, situado en las afueras de la ciudad de Faisalabad, obligando a los cristianos a huir. El ataque se llevó a cabo después de que un grupo de fanáticos religiosos acusara a una familia de profanar el Corán.
La cuestión de la blasfemia es particularmente delicada en Pakistán, donde incluso las acusaciones de ofensa al Islam que no están respaldadas por pruebas pueden resultar en asesinatos y linchamientos. Anwar dijo que interrogó personalmente a dos hermanos cristianos acusados de profanar el Corán.
La policía dice que otras 128 personas han sido arrestadas en relación con la violencia, sobre la cual el gobierno provincial anunció el jueves la apertura de una investigación.
Iglesias bajo protección policial
El viernes, 3.200 iglesias fueron custodiadas por la policía en todo Punjab para tranquilizar a la comunidad cristiana, dijo Anwar, añadiendo que visitaría Jaranwala el domingo para mostrar su solidaridad con los cristianos. Los líderes gubernamentales y religiosos han pedido calma. El ministro principal interino de Punjab, Mohsin Raza Naqvi, expresó su solidaridad con los cristianos y dijo que serían compensados por sus pérdidas.
Grupos cristianos han organizado una serie de pequeñas protestas en todo el país exigiendo mayor protección. “Con esta manifestación esperamos que el gobierno se dé cuenta de que este problema debe abordarse con dureza y que los autores de la destrucción deben comparecer ante la justicia”afirmó el arzobispo de Karachi, Benny Travas, durante una pequeña reunión.
Los cristianos, que representan alrededor del 2% de la población, ocupan uno de los escalones más bajos de la sociedad paquistaní y son blanco frecuente de acusaciones de blasfemia espurias e infundadas.
La independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán ha señalado repetidamente que las leyes sobre blasfemia se están utilizando como armas para atacar a las minorías religiosas y resolver disputas sangrientas. Según ella, estos incidentes violentos vienen aumentando constantemente desde hace varios años.