“Mientras les hablo, tenemos cinco pacientes que tienen enfermedades que requieren que se les induzca el parto, pero no tenemos lugar en la sala de partos. » Lo dice con calma el profesor Stéphane Bounan, este jueves 16 de junio. Puede examinar cada rincón de su departamento, en el centro hospitalario Saint-Denis (Seine-Saint-Denis), el hallazgo es claro: se atasca » como nunca «incluso antes del corazón del verano, que siempre es un período tenso.
No hay duda de que el practicante se arriesgue a transferir a una de estas mujeres a otras estructuras. “Sería peligroso”dice el jefe de departamento de esta maternidad “tipo III”, que acoge a los embarazos de más alto riesgo, con servicios de reanimación neonatal y de adultos dentro de sus paredes. “Estamos esperando que haya lugares disponibles en la sala de partos, él dijo. Pero no es nada cómodo. »
Todo ha ido cuesta abajo durante meses. Con un mal que no conocían bien, hasta entonces, las grandes maternidades como la de Stéphane Bounan: los puestos de matronas vacantes. De un personal de 91 empleados a tiempo completo, el departamento ahora tiene… 63 puestos ocupados. Hace apenas dos años estaba completo, recuerda.
Los establecimientos del departamento de Seine-Saint-Denis se encuentran entre las maternidades con más dificultades ante la escasez de parteras, pero la alerta es general, para escuchar a los actores de la atención perinatal, que están preocupados por la » desastre « viniendo durante meses. “La situación es dramática en todas partes en este momento, así que también podría decirles que este verano va a ser un infierno”dice Camille Dumortier, presidenta de la Organización Sindical Nacional de Parteras (ONSSF), que ya forma parte «problemas de seguridad evidentes» en algunas instituciones, debido a la falta de personal.
«Va a ser terrible este verano»
En Saint-Denis, primero fueron las consultas no imprescindibles las que se tuvieron que cerrar, como hipnosis o sofrología, luego los cursos de preparación al parto, la actividad de ecografías… Las inscripciones se han ido reduciendo a 300 mensuales desde las 400 anteriores. Hasta tocar el corazón del reactor: desde principios de año han cerrado 8 de las 26 camas para embarazos de alto riesgo, y 10 camas de “pañales suites”. Así como 2 salas de parto de las 9, y la sala de preparto.
Con consecuencias. Como esta primera negativa a acoger a una paciente que tuvo que oponer a la unidad regional de traslado “in utero”, que gestiona la regulación de las urgencias por embarazo patológico. Si siempre le sucede a una maternidad encontrarse a veces saturada –su actividad principal es acoger “no programados”–, se ha vuelto mucho más frecuente.
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