En Turquía, la inflación, en su nivel más alto desde 2003, abruma a la población


Estimada en abril en un 69,97 % anual, la inflación está alimentando el descontento de una gran parte de la población de Turquía. En la parada de taxis colectivos (dolmus) viajando entre Nisantasi y Besiktas en el corazón de Estambul, dos mujeres de mediana edad admiten que están luchando para llegar a fin de mes. “Los precios se han vuelto locos. Lo peor es que la inflación es mucho más fuerte de lo que se anuncia en las altas esferas. La prueba, un viaje en dolmus cuesta 3,50 liras turcas [environ 0,22 euro] hace un año, hoy es 7.75”, subraya en voz baja uno de los dos jubilados.

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La inflación puede haber sido de dos dígitos desde 2017, pero el aumento nunca ha sido tan fuerte desde que Recep Tayyip Erdogan llegó al poder en 2003. La pérdida de poder adquisitivo está en el centro de todas las conversaciones: las de los estudiantes que necesitan vivienda debido a el aumento de los precios de los alquileres (+70%), los de las amas de casa que ya no pueden comprar carne (+260%) y, por último, los de los hogares de bajos ingresos que luchan por pagar el gas (+60%) y la luz ( +97%) facturas.

Hacia atrás

Timur, treintañero, ingeniero informático, desespera de poder encontrar un alojamiento al alcance de su beca. «Sin embargo, tengo un buen salario de 11.500 tl [livres turques], pero no encuentro piso por menos de 8.500 tl al mes en el centro de la ciudad, lo que me deja muy poco para vivir. ¿Tantos años de estudio para eso? Si continúa, probaré suerte en el extranjero”. confiesa el joven Stambouliote.

Solo en abril, en pleno Ramadán, los precios subieron un 7,25% en un mes, minando un poco más la popularidad del gobierno islámico-conservador, a un año de las elecciones (presidenciales y legislativas), previstas para junio de 2023.

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El presidente Erdogan, que aspira a ser reelegido tras diecinueve años al frente del país, parece incapaz de cumplir sus promesas de prosperidad económica. La inflación es su mayor fracaso. Ella debería “reducir la velocidad después de mayo”, aseguró recientemente. Sin embargo, lo más probable es que ocurra lo contrario. La guerra en Ucrania inevitablemente hará que los precios vuelvan a subir, especialmente los del gas y el petróleo, que Turquía importa.

“Todo se hace en la opacidad más total”, estima Deniz Ünal, economista

los fabricantes “no podrá absorber completamente los costos de producción muy altos, principalmente debido a los precios de la energía, y tendrá que transferir al menos parte de esta carga a sus clientes, lo que resultará en precios al consumidor más altos por más tiempo”, señaló en una nota Piotr Matys, analista de In Touch Capital Markets Ltd, tras la publicación de las últimas cifras de inflación.

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