Entre Emmanuel Macron y Elisabeth Borne, surge la inquietud


Este viernes 7 de abril, para la tercera y última etapa de su viaje oficial a China, el Presidente de la República llega tarde al campus de la Universidad Sun Yat-sen, en Cantón. Muy tarde. Feliz de saborear un paseo que le es imposible en Francia, Emmanuel Macron reúne los aplausos de los estudiantes durante mucho tiempo y luego explica a los jóvenes chinos cómo convertirse en «Un hombre honesto», adquiera una mente crítica y desconfíe de la propaganda. El Jefe de Estado retoma el hilo de su agenda internacional, constantemente perturbado por la crisis social francesa. Si llegó con una hora de retraso, ¿no será también porque tuvo que llamar urgentemente a su primer ministro? “Hablan entre ellos todo el tiempo. Entre el presidente y el primer ministro [première ministre], es continuo»elude el Elíseo.

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Unas horas antes, el tumulto parisino fue invitado al A330 presidencial que lo llevó de Beijing a Cantón. Su personal está aterrorizado por el artículo en el Mundo que se muestra como alerta en los teléfonos móviles de la delegación. Elisabeth Borne » marca « del Jefe de Estado defendiendo la«apaciguamiento» Del país. “Los sindicatos no deben salir humillados de esta secuencia”dijo, llamando a “respetar un período de recuperación” para «no apresures las cosas». ¿Una fuga, un derrape tal vez, a menos que sea una honda? “¿Qué significa recuperación? Todos quieren apaciguar al país”exclama, exasperado, un asesor de Emmanuel Macron.

El miércoles, desde Pekín, el Presidente de la República había reprendido sin embargo a los sindicatos, en particular a Laurent Berger, jefe de la CFDT, que había hablado de una “grave crisis democrática”. “Las palabras tienen un sentido… No podemos hablar de crisis democrática cuando el proyecto ha sido explicado, apoyado y asumido”había tronado frente a los periodistas, relativizando el alcance de la movilización social: “No me expliques que el país está parado. »

“No… ¿Por qué ahora? », estamos preocupados por el portavoz del gobierno, rue de Varenne, en París, al conocer las palabras del Jefe de Estado, en vísperas de un undécimo día de protesta en la calle. La intersindical acaba de salir del despacho del presidente del Gobierno, en el número 57, a pocos metros. La reunión terminó en fracaso, pero al menos llegaron los interlocutores sociales, celebra Matignon. Unos 8.000 kilómetros desde la distancia, Emmanuel Macron debilita la ya frágil escenografía de Elisabeth Borne…

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