Ambas películas toman una página de «El imperio contraataca», separando los equipos centrales que a la audiencia le encanta ver juntos y dispersando a sus miembros en sus respectivas historias. En «Infinity War», Tony Stark (Robert Downey Jr.), Peter Parker (Tom Holland) y Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) van al espacio, mientras que los Guardianes de la Galaxia están en su propia misión secundaria y el Capitán América ( Chris Evans), Black Widow (Scarlett Johansson), Falcon (Anthony Mackie), Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany) saltan de Escocia a Wakanda.
«Fast X» comienza con una típica barbacoa de la familia Toretto, pero no pasa mucho tiempo antes de que la mitad del equipo se dirija a Roma en una misión que resulta ser una trampa. El resultado es que Letty (Michelle Rodriguez) es capturada por la Agencia y emparejada con su compañera cautiva Cipher (Charlize Theron); Tej (Chris «Ludacris» Bridges), Ramsey (Nathalie Emmanuel), Han (Sung Kang) y Roman (Tyrese Gibson) se quedan sin dinero y con menos recursos; Jakob Toretto (John Cena) recoge a Little B de Mia (Jordana Brewster) y lleva al niño por todo el mundo para tratar de protegerlo; Mientras tanto, Dom (Vin Diesel) recibe ayuda de Tess (Brie Larson) para enfrentarse al nuevo (y mejor) villano de la franquicia, Dante (Jason Momoa).
Hay algunos momentos de cruce entre algunos de los grupos en ambas películas, pero en su mayor parte, los personajes están encerrados en sus propias tramas secundarias. Ese enfoque tiene sus altibajos: si la química es excelente (si es entre Robert Downey Jr. y Tom Holland), esas escenas pueden fallar y apenas notarás que la pandilla se ha separado. Pero si alguna parte de la ecuación está desequilibrada, puede parecer que te has desviado de los aspectos más importantes de la historia en los que estás más involucrado.